Primero Editores / Juan Francisco Baeza

Zinacantepec, Estado de México – Construido en el siglo XVI por orden de los franciscanos, el Museo Virreinal de Zinacantepec (antes convento), es considerado ya patrimonio mexiquense, gracias a su historia y arte que enmarca en cada una de sus salas.

No fue hasta 1860 que dejó de ejercer su función de convento para ser considerado casa cural, luego de esto fue declarado monumento nacional en 1934, para así abrir sus puertas como museo formal el 5 de julio de 1980.

Hoy a 39 años de museo, el complejo arquitectónico está conformado por atrio, capilla abierta, bautisterio, ante portería y portería, claustro bajo, sala de profundis, anterrefectorio y refectorio, alacena, cocina, despensa, claustro alto, celda de oración o sala de capítulos, sala de visitas importantes y sala de exposiciones temporales. En resumen 20 salas permanentes que resguardan utensilios, pinturas y objetos al uso cotidiano de la época.

Una de las piezas con mayor valor simbólico, cultural y artístico es la pila bautismal, la escultura monolítica del siglo XVI fue realizada por manos indígenas, representando así el arte “indocristiano”, o también llamado arte “tequitqui”.

En la pila se aprecia una banda, la cual representa la época franciscana, y además se encuentra escrita en idioma náhuatl la leyenda que explica que “La pila fue hecha en el año 1581”.

Comentarios

Comentarios