Alejandro Orihuela J.

Hace 200 años nació el poeta más democrático de la modernidad, su nombre Walt Whitman, alguien que en sus versos dio cabida a todos, a blancos y negros, esclavos y prostitutas. Alguien que nos invito a disfrutar de la vida y la libertad, contemplando hojas de hierba.

Me celebro y me canto a mí mismo.

Y lo que yo diga ahora de mí, lo digo de ti,

porque lo que yo tengo lo tienes tú

y cada átomo de mi cuerpo es tuyo también.

Whitman nació en una Norteamérica muy diferente, llena de esclavos y dividida. Vivió la guerra civil, fue maestro rural y también un poeta desconocido e ignorado, que se vio forzado a pagar sus propias publicaciones durante gran parte de su vida.

Walt fue un gran y apasionado opositor a la esclavitud. Entre los pasajes de su biografía, se narra cómo en algunas ocasiones escondía esclavos, ayudaba a curar sus heridas y a que adquirieron fuerza, para después dejarlos seguir su camino y alcanzar la libertad. Él entendía, encontraba libertad en cada parte de su vida.

Hay pocos poetas en la historia que han dado lugar en su obra a todos, Walt integró al universo, describiendo sin tapujos la hermosura de la naturaleza del amor, sin importar quien lo viviera ni cual fuera su sexualidad. Conjugo las maravillas de la simple y cotidiana naturaleza, encontró el libido en el aroma de la maleza y los fundamentos de su existir en el cálido beso de la tierra.

Borges una vez dijo que todos los poetas que vivieron antes que Withman fue simplemente habían existido para abrirle camino, pero no puedo opinar lo mismo, solo puedo decir desde Primero Editores, feliz cumpleaños, padre del verso libre.

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