Tenancingo, Méx.- El turismo es uno de los principales empleadores del mundo. En 2019 el sector empleaba a una de cada 10 personas en todo el globo y ha demostrado ser una herramienta de diversificación económica y un motor primordial de empleo, con un efecto multiplicador en otros sectores que contribuyen al desarrollo rural, afirmó la catedrática del Centro Universitario Tenancingo de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx), Alejandra Ceballos Mejía.

En las zonas rurales, dijo, el turismo puede beneficiar en particular a grupos desfavorecidos tradicionalmente como las mujeres, quienes constituyen 54 por ciento de los trabajadores del sector, frente a 39 por ciento de la economía en su conjunto, los jóvenes y los pueblos indígenas.

Por ello, indicó, se debe invertir en las personas, que son la base del turismo. “Uno de los objetivos de la Organización Mundial del Turismo (OMT) es empoderar a las personas que forman parte del sector turístico y dirigir las inversiones hacia el meollo de nuestras actuaciones futuras”.

Así, consideró Ceballos Mejía, se recalca la importancia que desde nuestras áreas de acción podamos sumar y contribuir con pequeñas acciones que ayuden a que el turismo se convierta en una industria más consciente y responsable con el entorno físico, social y medioambiental en el que se desarrolla.

Abundó que la OMT consideró a la interrupción global que supuso la pandemia de COVID-19 como una oportunidad para redefinir y calibrar la dirección y el discurso adoptado en las inversiones turísticas, las cuales se busca que sean orientadas a las personas, al planeta y a la prosperidad.

Asimismo, puntualizó, se establece que es el momento de dar soluciones nuevas e innovadoras y no solo mantener inversiones tradicionales que promueven y apuntalan el crecimiento económico y la productividad.

En este contexto, Alejandra Ceballos Mejía resaltó la necesidad de que la comunidad internacional, los gobiernos, las instituciones financieras multilaterales, los socios para el desarrollo y los inversores del sector privado se unan en torno a una nueva estrategia de inversión turística que funcione para las personas (invirtiendo en educación y aptitudes), el planeta (invirtiendo en infraestructuras sostenibles y acelerando la transformación verde) y la prosperidad (invirtiendo en innovación, tecnología y emprendimiento).

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