Ciudad de México.- El senador Alejandro Moreno Cárdenas ha presentado una iniciativa que, a primera vista, podría parecer un salvavidas para las víctimas de la violencia en México. Sin embargo, al analizar su propuesta, se revela como un intento desesperado de recuperar la credibilidad en un contexto de desconfianza y decepción. Con su plan de crear un Fondo Nacional de Atención a Víctimas, Moreno busca proyectar una imagen de defensor, pero en realidad está más interesado en capitalizar políticamente una tragedia que ha devastado a miles.

La pretensión de revertir la reforma de 2020 y aumentar recursos parece más un truco retórico que un compromiso serio. Las medidas que propone, como la contratación de peritos independientes, suenan bien en papel, pero no abordan las profundas fallas del sistema de justicia ni el abandono sistemático de las víctimas por parte del Estado. ¿De qué sirve un fondo que depende de promesas vacías y una burocracia que ha demostrado ser incapaz de actuar de manera efectiva?

Moreno, en su búsqueda de protagonismo, ignora que las víctimas no necesitan más palabras, sino acciones concretas. Es un insulto que proponga mecanismos de transparencia cuando la realidad es que hemos visto una y otra vez cómo se dilapidan los recursos destinados a la justicia. En lugar de ofrecer soluciones reales, Moreno se aferra a una retórica que solo busca su propio beneficio político.

Es hora de exigir un cambio radical en la atención a las víctimas. No más iniciativas superficiales que no resuelven nada. Las víctimas merecen un compromiso genuino que vaya más allá de las promesas y que asegure que no volverán a ser olvidadas. Alejandro Moreno Cárdenas necesita entender que la verdadera reparación del daño no se logra con discursos vacíos, sino con una política decidida y efectiva que priorice la vida y el bienestar de quienes han sufrido. La lucha por la justicia es innegociable, y la sociedad no se conformará con menos.

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