Ciudad de México.- La no violencia no solo es una ideología o una aspiración; es una metodología que todos debemos interiorizar y aplicar en nuestra vida diaria, afirma el profesor Pedro Isnardo de la Cruz Lugardo de la UNAM. En el marco del Día Internacional de la No Violencia, celebrado el 2 de octubre en honor al nacimiento de Mahatma Gandhi, De la Cruz Lugardo subraya que el respeto, la educación y el diálogo son esenciales para construir sociedades más pacíficas. Estos valores deben ser el eje rector en las aulas, en el deporte, en el trabajo y en todos los espacios de interacción humana.
En una sociedad donde la violencia parece omnipresente, el académico insiste en que la no violencia es una herramienta poderosa para construir relaciones sin destrucción ni autodestrucción. “Debemos redescubrir una forma diferente de vincularnos, basada en el bien común y en la creación de vínculos amorosos y afectivos”, apunta el especialista.
La conmemoración de esta fecha va más allá de un homenaje a líderes históricos como Gandhi, Nelson Mandela o Martin Luther King. La no violencia debe traducirse en una práctica diaria que implique la búsqueda constante de justicia y dignidad en nuestras interacciones, promoviendo políticas y acciones que favorezcan la paz y el respeto a los derechos humanos.
Retos en la Sociedad Actual
De la Cruz Lugardo también destaca los desafíos que enfrentamos hoy en día. El abuso de poder, la represión y la arbitrariedad son características de gobiernos autocráticos que perpetúan la violencia en lugar de promover la paz. Sin embargo, el académico insta a que los individuos y las comunidades apuesten por la construcción de entornos de paz, desde las aulas hasta las familias y los espacios públicos.
Construyendo Comunidades de Paz
La no violencia, asegura el profesor, es una fuerza que debe aplicarse a mediano y largo plazo. Esta metodología, que atraviesa la ética, la cultura y la política, debe ser la base de todas las intervenciones sociales y comunitarias, reivindicando la justicia y promoviendo la dignidad humana. Solo a través de la copresencia participativa y el compromiso activo en todos los ámbitos, se podrá reducir la escalada de violencia y construir un futuro más justo para todos.
En resumen, la no violencia es una herramienta indispensable para la convivencia cotidiana, que requiere de un esfuerzo colectivo para transformar la sociedad desde sus cimientos, en pro de un mundo más pacífico y justo.