Ciudad de México.- En medio de uno de los conflictos más complejos y sangrientos del siglo, Oriente Medio sigue siendo el escenario de una lucha sin tregua. Los recientes enfrentamientos entre Israel y diversas facciones respaldadas por Irán han alcanzado un nuevo punto crítico, con miles de civiles atrapados en el fuego cruzado.

Desde el ataque del grupo palestino Hamás el 7 de octubre de 2023, que marcó el inicio de una nueva escalada bélica, Israel ha respondido con bombardeos masivos sobre Gaza, dejando más de 40,000 víctimas, la mayoría civiles. Este conflicto, que en sus primeros días se centró en la Franja de Gaza, ha comenzado a extenderse hacia el norte, con la participación activa de Hezbollah en el Líbano, que ha lanzado decenas de cohetes hacia territorio israelí.

En un discurso reciente, el líder supremo de Irán, Alí Jamenei, no solo defendió el ataque de Hamás como un “derecho legítimo” de los palestinos, sino que también prometió que Irán y sus aliados, incluidos Hezbollah, no retrocederán en su lucha contra Israel.

Jamenei aseguró que los recientes bombardeos israelíes solo representan un “castigo menor” y advirtió que cualquier nueva agresión por parte de Israel será respondida con mayor fuerza, reafirmando el papel de Irán como defensor de los grupos insurgentes en la región.

Mientras tanto, las tensiones geopolíticas continúan escalando. Estados Unidos ha sido señalado por Teherán como un actor clave en el conflicto, acusándolo de intentar controlar los recursos de la región a través de su apoyo a Israel.

Este discurso incendiario y el incesante intercambio de ataques tienen en vilo no solo a los gobiernos involucrados, sino a la comunidad internacional, que teme una expansión mayor de la guerra.

Con la región en llamas y sin señales claras de una solución diplomática a corto plazo, el mundo observa con preocupación una guerra que parece no tener fin y que amenaza con redefinir el equilibrio de poder en Oriente Medio.

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