Por. – Benjamín Bojórquez Olea
Mireya Sosa Osuna:
¿Una brújula turística o un peón en el tablero político?
El nombramiento de Mireya Sosa Osuna como titular de la Secretaría de Turismo en Sinaloa marca un punto de inflexión en la dirección estratégica del sector en la región. Con más de15 años de experiencia en áreas clave como “Business Intelligence and Marketing” en El Cid Resorts, Sosa Osuna tiene un perfil técnico sobresaliente, capaz de integrar equipos multidisciplinarios y dirigir esfuerzos hacia objetivos ambiciosos de crecimiento y rentabilidad turística. Sin embargo, este movimiento también desata una serie de preguntas sobre el contexto político que lo rodea.
La llegada de Sosa Osuna no parece ser resultado de un proceso interno, sino una designación y propuesta con origen en la Ciudad de México, aparentemente promovida por José María Tarriba, esposo de la presidenta Claudia Sheinbaum. Esto levanta sospechas sobre el papel de los intereses centrales en las decisiones estatales y pone sobre la mesa un debate sobre la autonomía y la pertinencia de las designaciones foráneas en áreas tan estratégicas como el turismo sinaloense.
En términos de capacidades técnicas, pocos podrían cuestionar que Sosa Osuna cuenta con el perfil adecuado para el puesto. Su experiencia en la industria hotelera le da una perspectiva clave para entender las demandas del turismo internacional y nacional que visita Mazatlán, conocido como la “Perla del pacífico”. Su enfoque en marketing y análisis de datos sugiere que podría implementar estrategias innovadoras para incrementar la afluencia turística y diversificar la oferta local.
Sin embargo, el problema no radica en su currículum, sino en el trasfondo político de su nombramiento. ¿Qué tanto responde esta decisión a una necesidad real del estado, y qué tanto a una imposición de intereses ajenos? La cercanía entre Tarriba y Sheinbaum no pasa desapercibida, especialmente en un momento donde las alianzas y posicionamientos rumbo a 2027 parecen ser la prioridad en todos los niveles de gobierno.
La industria turística de Sinaloa es uno de los pilares económicos del estado, y cualquier movimiento en su conducción debe estar fundamentado en el conocimiento del contexto local. El turismo sinaloense no solo depende de las playas de Mazatlán, sino de un entramado cultural, gastronómico y natural que exige estrategias integrales, diseñadas desde y para la región.
El reto para Sosa Osuna será demostrar que su gestión va más allá de responder a intereses externos y que puede ser la figura que impulse una agenda turística verdaderamente estatal, en sincronía con las necesidades y potencialidades locales.
Mientras tanto, queda la incógnita de si este tipo de designaciones, más políticas que técnicas, abren un camino hacia el progreso o, por el contrario, representan una subordinación de los intereses locales a la agenda nacional. El tiempo y los resultados de su gestión serán los encargados de responder esa pregunta.
GOTITAS DE AGUA:
En el tablero político, las cartas están echadas. Ahora es turno de Mireya Sosa Osuna de mostrar si su experiencia y liderazgo son suficientes para cambiar el rumbo del turismo en Sinaloa, o si su nombramiento quedará marcado como un movimiento más en el ajedrez político de cara a las elecciones de 2027. “Si cierran la puerta, apaguen la luz”. “Nos vemos mañana”…
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