El Día del Compositor resalta la riqueza y diversidad de un arte que permea todas las esferas de la vida.

Ciudad de México.- En el corazón de la música mexicana, tanto histórica como contemporánea, late un talento que trasciende fronteras. Así lo afirma José Julio Díaz Infante, director general de Música de la UNAM, quien destaca que México es una potencia en el ámbito de la composición musical. Desde los íconos universales como Silvestre Revueltas y Carlos Chávez, hasta los nombres contemporáneos de Gabriela Ortiz y Arturo Márquez, el país se consolida como un semillero de creatividad e innovación en este arte.

“La composición musical es un acto de comunicación esencial para cualquier sociedad”, señala Díaz Infante. Este arte no solo acompaña otras manifestaciones como el cine o la danza, sino que también es un reflejo de nuestras raíces, identidad y aspiraciones.

Formación y talento: La apuesta universitaria

La Facultad de Música (FaM) de la UNAM, a través de su licenciatura en Música-Composición, impulsa a jóvenes talentos para crear obras originales que enriquezcan la cultura nacional y universal. Actualmente, 63 estudiantes cursan esta carrera, donde adquieren las herramientas para desenvolverse en áreas como la investigación, la docencia y, por supuesto, la composición.

Aunque solo el 5% de las y los aspirantes son mujeres, la FaM cuenta con egresadas destacadas como María del Consuelo Granillo González y Lucía Álvarez Vázquez. Para Díaz Infante, la composición no solo requiere talento nato, sino también disciplina y oficio: “Componer es 5% inspiración y 95% transpiración”.

La composición como espejo de la sociedad

El Día del Compositor, celebrado oficialmente desde 1983, es una oportunidad para reflexionar sobre la importancia de este oficio. Según datos de la Secretaría de Economía, en 2024 la fuerza laboral de compositores y arreglistas alcanzó las mil 840 personas, con una jornada promedio de 53.7 horas semanales, predominando el empleo informal.

Díaz Infante subraya la diversidad de estilos y géneros en la composición mexicana, que va desde lo popular hasta la música de concierto. Ejemplos de ello son piezas inspiradas en la naturaleza, la arquitectura o incluso los sonidos cotidianos como pregones de la calle. “La riqueza de la música mexicana actual es incalculable, con autores que fusionan nuestras raíces con propuestas vanguardistas y experimentales”, asegura.

Un legado vivo

La música, más allá de ser un acompañante de la vida cotidiana, es un arte profundamente humano que conecta emociones y culturas. Por ello, Díaz Infante invita a explorar tanto a los clásicos universales como a las y los compositores contemporáneos que nutren la riqueza cultural de México.

“El compositor no solo crea melodías, construye puentes entre generaciones, identidades y emociones”, concluye. En el Día del Compositor, México celebra a quienes, a través de sus notas, dan vida a un arte eterno y transformador.

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