Por última vez, el poeta del asfalto canta en tierra azteca
Ciudad de México, 4 de febrero de 2025.– La voz rasgada que le cantó al amor, al desamor, a la bohemia y a la vida misma dice adiós. Joaquín Sabina, el trovador irreverente de Úbeda, regresó a México para despedirse de los escenarios con su última gira, “Hola y Adiós”, una serie de conciertos que marcan el cierre de una trayectoria que ha dejado huella en la historia de la música en español.
A sus 75 años, Sabina no necesita de artificios para llenar un escenario. Su presencia basta. Con su característico bombín, la mirada nostálgica y esa voz que parece arrastrar décadas de historias vividas y cantadas, el cantautor español se despide de un país que lo ha acogido como propio. El Auditorio Nacional es testigo de esta despedida inolvidable, donde el tiempo se detiene entre versos y acordes que han acompañado a generaciones.
El último brindis por canciones eternas
En el repertorio no faltaron himnos que se han convertido en parte de la memoria colectiva: “19 días y 500 noches”, “Y nos dieron las diez”, “Contigo” o “Peces de ciudad”. Cada acorde resonó con la carga emocional de saber que es la última vez que se escuchará en vivo a Sabina interpretándolos en México.
Pero más allá de la música, lo que hace de esta gira un evento histórico es su esencia: Sabina no solo canta, cuenta. Cada canción es un relato crudo, sarcástico, lleno de ironía y belleza poética. Su talento no radica en la perfección vocal, sino en su capacidad de convertir lo cotidiano en arte, de encontrar poesía en el humo de un cigarro, en un bar de madrugada o en el desvelo de un corazón roto.
Un adiós que es también un agradecimiento
Sabina no se despide con tristeza, sino con gratitud. En cada escenario de esta gira, el artista celebra la vida, los excesos sobrevividos, los amores cantados y la complicidad de un público que lo ha acompañado a lo largo de más de cuatro décadas.
Después de México, la gira continuará por América Latina y Europa, con paradas en Costa Rica, Colombia, Perú, Chile, Uruguay, Argentina y España. Sin embargo, para Sabina, México tiene un sabor especial: “Es un país que me ha dado más de lo que merezco. Aquí aprendí que la música no entiende de fronteras”, ha dicho en más de una ocasión.
La última oportunidad
Si alguna vez cantaste a gritos sus letras, si alguna de sus canciones fue el soundtrack de una historia que todavía te duele o te hace sonreír, esta es tu oportunidad de rendirle homenaje. Porque Sabina no solo se escucha, se vive.
Los boletos para su presentación en Guadalajara, el próximo 7 de febrero, aún están disponibles. Quizá sea la última vez que el eco de su voz te recuerde que, aunque diga adiós, sus canciones nunca se irán.
Porque como escribió alguna vez:
“Al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver.”
Pero nosotros volveremos, una y otra vez, a Sabina.