Por. – Benjamín Bojórquez Olea.

El Capy y su brújula de acero…

En la historia política de los municipios sinaloenses, los cambios verdaderamente trascendentales son escasos. Pero el pasado fin de semana, Angostura fue testigo de un hecho que promete marcar un antes y un después en su desarrollo. La presentación del programa de adquisición de maquinaria pesada y vehículos por parte del alcalde Alberto “El Capy” Rivera Camacho no solo simboliza un avance en infraestructura, sino que proyecta una nueva visión de gobierno: eficiencia, transparencia y compromiso real con la ciudadanía. Lo más notable de este esfuerzo es que se ha logrado sin comprometer las finanzas del municipio, sin recurrir a deuda ni adelantos de participaciones. Es, en sí mismo, un acto de administración responsable que desafía la inercia de gobiernos pasados.

Las clásicas “tres C” – Cabeza, Corazón y Carácter – encuentran en Rivera Camacho su mejor carta de representación. Con una dirección estratégica bien definida, sensibilidad ante las necesidades de la gente y la determinación para tomar decisiones difíciles, ha demostrado que la política no debe limitarse a promesas vacías, sino que debe convertirse en un ejercicio tangible de transformación. Su discurso, cargado de convicción, dejó claro que no basta con aspirar a que Angostura figure entre los mejores municipios de Sinaloa; su meta es convertirlo en el mejor modelo estatal de buen gobierno.

El mensaje del alcalde fue tajante: “Los recursos con los que se está comprando toda esta maquinaria y vehículos son propios. Aquí no hay endeudamiento, no hay préstamos de ninguna naturaleza, no hay adelantos de participaciones. Lo que hay es trabajo y más trabajo y una muy buena administración financiera, porque así se deben de manejar los recursos del pueblo”. En tiempos donde la transparencia es una demanda ineludible, esta declaración no solo reitera su compromiso con una administración eficiente, sino que también eleva el estándar de cómo deben ejercerse los recursos públicos.

Más allá de las palabras, la prueba del liderazgo está en los resultados. Rivera Camacho ha comprendido esta premisa a la perfección y ha puesto su propio legado en juego como garantía de cumplimiento. En un contexto donde la desconfianza en los políticos es la norma, su disposición a ser evaluado por la efectividad de su gestión es un acto de valentía que refuerza la confianza ciudadana en su proyecto. Apostar por la eficacia en lugar de la retórica es un riesgo que pocos están dispuestos a tomar, pero que puede marcar la diferencia entre la continuidad y el fracaso.

El 14 de febrero de 2025 no solo será recordado por la celebración del “amor y la amistad”, sino también como el día en que Angostura inició un camino de transformación tangible. La modernización de los servicios públicos y la inversión en infraestructura cambiarán no solo el paisaje urbano, sino la manera en que los Angosturenses perciben su gobierno. Se abre paso una nueva cultura de gobernanza: una donde las excusas se sustituyen con hechos y donde la eficiencia reemplaza al clientelismo.

GOTITAS DE AGUA:

El Capy Rivera ha demostrado que la buena administración no es un discurso, sino una realidad cuando se gobierna con principios firmes y una visión de largo plazo. Su gestión es una muestra de que cuando hay honestidad, inteligencia y determinación, el bienestar ciudadano deja de ser una promesa para convertirse en un hecho. Angostura no solo mira al futuro con esperanza, sino con la certeza de que cuenta con un liderazgo capaz de transformar su destino. “Si cierran la puerta, apaguen la luz”. “Nos vemos mañana”…

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