Ciudad de México.- ¿Qué secretos esconde una escena del crimen? ¿Cómo se descubre la verdad cuando el silencio reina y no hay testigos? La respuesta está en una disciplina que mezcla ciencia, tecnología y observación minuciosa: la criminalística, la voz de la justicia en los casos más oscuros.
Más que una herramienta del sistema judicial, la criminalística es la clave para reconstruir historias ocultas en cada fragmento de evidencia. Su misión: identificar al culpable, descubrir la verdad y dar justicia a quienes ya no pueden hablar.
¿Qué hace única a la criminalística?
Es la ciencia que transforma lo invisible en prueba. Desde un cabello, una huella dactilar o un proyectil, los expertos forenses pueden:
- Determinar la causa, forma y tiempo de muerte
- Rastrear el uso de armas mediante la balística forense
- Identificar personas a través de la dactiloscopia, la odontología forense y ADN
- Analizar escenas, reconstruir eventos y revelar verdades ocultas
Balística forense: un disparo no solo deja un agujero, también un camino de verdad. Esta rama estudia el recorrido del proyectil, el arma utilizada y el impacto generado, para revelar cada detalle que el agresor intentó esconder.
Dactiloscopia y genética: incluso una huella borrosa puede hablar. Con tecnología de punta, los especialistas identifican a sospechosos y víctimas, aunque el tiempo haya alterado los cuerpos o la escena del crimen.
Una ciencia que da justicia: la criminalística no trabaja sola. Colabora con médicos forenses, policías, fiscales y peritos especializados, en una cadena de trabajo que busca la verdad basada en pruebas, no en suposiciones.
Conocer la criminalística es asomarse al núcleo de la justicia moderna. Es entender cómo la ciencia se convierte en herramienta de paz, verdad y reparación para las víctimas y sus familias.