María Elena Maldonado
El tiempo no es movimiento decía Aristóteles, el tiempo es relativo dice Einstein, ellos hacen sus consideraciones sobre el tiempo que se dice –en mis palabras y entender- se divide en tres partes, pasado, presente y futuro.
Aristóteles consideró que el tiempo está compuesto de dos partes (y no tres, pues el presente no es una parte) resultaría evidente que el tiempo no existe de modo absoluto, sino solo de manera relativa y oscura. Pues la primera parte (el futuro) será en algún momento pero aún no es, y la segunda (el pasado) en algún momento fue, es decir, dejó de ser. En vistas de esta situación resultaría dudoso hablar de la existencia del tiempo, puesto que aquello que se compone de partes inexistentes difícilmente podría considerarse como algo que participa del ser.
Esto es solo un brevísimo ejemplo de los incontables estudios, reflexiones que los filósofos, físicos, científicos que a través de exhaustivos estudios, mediciones e investigaciones continúan haciéndose sobre el tiempo.
Para nosotros los que vivimos en la realidad cotidiana el tiempo lo medimos simplemente con relojes y calendarios. Nosotros usamos el gregoriano, es un calendario originario de Europa, actualmente utilizado de manera oficial en casi todo el mundo, denominado así por ser su promotor el papa Gregorio XIII, quien promulgó su uso por medio de la bula Inter Gravissimas. A partir de 1582, sustituyó gradualmente en distintos países al calendario juliano, utilizado desde que Julio César lo instaurara en el año 46 a.C. El calendario juliano era, básicamente, el calendario egipcio, el primer calendario solar conocido que estableció la duración del año en 365 días.
Los relojes también se utilizan desde la antigüedad y a medida que ha evolucionado la tecnología han ido apareciendo nuevos modelos con mayor precisión, presentación y menor costo de fabricación. Es uno de los instrumentos más populares. Casi todas las personas disponen de uno o varios relojes, principalmente de pulsera que forman parte de los accesorios y la moda. En muchos hogares puede haber varios, los hay decorativos desde tiempos remotos, realizados por reconocidos artistas; la gran mayoría de electrodomésticos tienen uno digital, lo mismo en las computadoras y los teléfonos móviles.
“El tiempo es una magnitud física creada para medir el intervalo en el que suceden una serie ordenada de acontecimientos”. La hemos dividido en ciclos que nos ayudan a medirlo en las diferentes agrupaciones de años y de sucesos así tenemos lo sucedido antes y después de Cristo, Prehistoria, Edad Antigua, Media, Moderna y Contemporánea, Hay otras formas de nombrarlas pero no acabaríamos con todas las subdivisiones por acontecimientos culturales, industriales y políticos entre muchos,
Todos esto es parte de nuestro pasado y presente, el futuro sucede a cada instante. Tengo por costumbre agregar a esa frase que usamos “hay más tiempo que vida” que nosotros sólo tenemos vida, el tiempo es con y sin nosotros, con el sólo situamos los aconteceres, medimos nuestra edad, creamos agendas para citas, vacaciones, días de descanso.
Le damos a los días un nombre y hasta una forma de sentirlo y vivirlo, el jueves nos relajamos, el viernes no enfiestamos, el sábado mejor y el domingo descansamos pues viene el terrible lunes en el que ni las gallinas ponen. Los ciclos nos ayudan a quitarnos de encima las malas experiencias. ¡Ya que se acabe el 2019 que me ha ido muy mal! Bienvenido el 2020 que traerá lo mejor. Recordamos la divertida música de los ochentas, nombramos a aquella poesía decimonónica, esa mujer se quedó en la usanza de los cincuenta, este chico es todo un caballero del medioevo.
Así le decimos adiós a cada día, semana, mes. Emocionalmente es muy liberador poner límites a la “mala suerte”, a los periodos de malestar y enfermedades, “Comenzar de nuevo”, “Mañana será otro día” “Un nuevo amanecer”. Sinceramente creo que la actitud es el 98% responsable de lo que nos sucede, si liberamos de nuestro pensamiento lo negativo es un gran paso para avanzar a lo positivo, aunque suene poco realista y hasta ridículo.
Hoy a unas horas que termine el 2019, que se fue volando, sólo tengo que agradecer estar aquí y ahora, sana y rodeada de personas talentosas y buenas que comulgan conmigo en trabajar por crear una mejor y más justa sociedad, un mejor país en el que trabajar por defender la naturaleza y el medio ambiente sea prioritario, establecer energías limpias, obviamente educar en estos términos a nuestros niños en la cultura de la civilidad, el arte y las buenas costumbres. Claro que las buenas costumbres del momento son diferentes a las de antes. Aunque siempre resulta excelente la máxima de “Respeta al prójimo como a ti mismo” y aquella de “El respeto al derecho ajeno es la paz”.
Nuestro tiempo de vida es nuestro, ocupémoslo en ser felices, dejemos de darle importancia a lo que sólo nos afecta si lo permitimos y lo que realmente nos afecta avancemos en la solución y no nos detengamos en la conmiseración de nosotros mismos.
Creo en todo lo que dicen las frases de autoayuda: la felicidad es un trabajo personal, de ser mejores, ampliar nuestra cultura, es cuestión de actitud, es el amor, disfrutar los momentos, ver lo positivo, ser ambles y les puedo asegurar que funcionan. Obvio que hay muchos enojones, amargados, negativos; si no podemos contagiarlos con nuestros encantos, no permitamos que ellos lo hagan con nosotros.
Creo que la felicidad son momentos, temporadas y es magnífico ir detrás de ellos, están íntimamente ligados con el bienestar general y ya otra frase lo dice “La tranquilidad es lo más cercano a la felicidad” que así sea y como sabemos que el tiempo no vuelve hagamos de cada momento una excelente experiencia. ¡¡FELIZ 2020!!
emaldonadoballesteros@yahoo.es