Te quiero México, Te quiero Guanajuato, Te quiero mexicano.

Hoy celebro estar aquí, en León, Guanajuato, y disculpen mi atrevimiento, pero quiero romper de tajo algo que está en nuestra memoria, en la memoria de todos, vamos a darle vuelta a nuestras nostalgias culturales y que les parece si comenzamos diciendo que en León, Guanajuato, “la vida, sí vale, y vale un chingo”.

Comenzamos a caminar en Cuernavaca y mi primer llamado fue que vinieran a darme un abrazo, lo necesitaban y aún hoy, lo necesito. Me consolé caminando, pero me di cuenta que lo que me dio alivio fue seguir los pasos de alguien y que alguien siguiera mis huellas, me sentí acompañado, porque todos íbamos en la misma dirección y teníamos el mismo destino.

Quiero, necesito ese abrazo porque sólo así nuestros corazones pueden estar más juntos que nunca y así entendernos, si sientes la vida en el otro, sabrás que tú estás vivo…. vamos a caminar con los zapatos del otro, vamos a reconciliaros, es tiempo de dejar fuera el odio, la división, las etiquetas, porque a todos, sin distingos, nos importa conservar la vida.

Y no hablo sólo de la propia, ya no quiero más hijos arrebatados, ya no quiero ver sufrir a mi vecino por no encontrar a sus seres queridos, ya no quiero ver padres escarbando en tierras llenas de terror con la esperanza de encontrar a sus hijos descansando.

Para que todo esto suceda debemos comenzar por reconciliarnos, por reencontraros como hermanas y hermanos, sólo una vez pasaremos por este mundo, debemos aprovechar lo que podamos para ser felices, para dar felicidad, vamos a vivir bien, vamos a amarnos y no armarnos.

Necesito comentarles lo que vamos a hacer un gran pequeño rescate, quiero demostrar que rescatando municipios podemos rescatar a México, desde lo local podemos hacer grandes cambios. ¿Han tirado una piedrita al agua?, la onda se expande y crece tanto como puede, pues tiremos piedritas, hagamos municipios seguros, encontremos los casos de mayor éxito para replicar, y entre todos exigir que se lleven a cabo las mejores prácticas.

Desde que ofrende las cenizas de mi hija al viento y de mis nietos al viento, me juré ir tras ellas, y a donde me lleven, intentar sembrar una semilla de paz entre mexicanos.

Y cuando esa semilla germine, dará el más frondoso árbol, donde la sombra nos protegerá a todos, y los frutos nos alimentarán el alma, y este tiempo, sólo será un episodio más de la historia de México, la vamos a recordar como la más cruel, donde los mexicanos se mataban unos a otros, pero también como la etapa en que nos reconciliamos, en que nos prohibimos no amarnos, en la época que descubrimos que la solución estuvo todo el tiempo frente a nosotros, era sólo detenerse y platicar un minuto con el vecino, con los hijos, con ese joven que se veía triste en la calle, con los maestros de tus hijos, aprendimos a escucharnos, a entenderos, a sincronizar corazones, y nos reconciliamos.

Gracias por escucharme, y hoy quiero pedirles no solo su solidaridad, vamos a activarnos juntos, seamos recíprocos de mi dolor y del tuyo y actuemos, México lo exige y ese hombro que está pegado al tuyo te quiere más de lo que piensas y te acompañará más lejos de lo que crees..
Te quiero México, Te quiero Guanajuato, Te quero mexicano.

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