María Elena Maldonado
Obligados a estar con nosotros mismos o en una convivencia continua, si es que nos van a prohibir salir, me recuerda una obra creada para teatro del escritor existencialista Jean Paul Satre, en 1947, “A puerta cerrada”, se acaba de presentar en la Ciudad de México súper recomendable, aunque ya terminó la temporada, siempre puede adquirir el libro o leerlo en la red; trata de tres personas cuyo infierno es convivir por siempre sin posibilidad de escape. Claro que depende de las lecturas que sean de su preferencia, y no vayan a dañar su optimismo. Menos en estos tiempos obscuros.
Si de empaparse en el tema se trata, también puede leer el Decamerón de Giovanni Bocaccio, escrita durante el renacimiento, fue una obra predilecta de la sociedad burguesa de los siglo XIV y siglo XV, así como una de las obras maestras de la literatura de todos los tiempos. Escrito entre 1351 y 1353, es una colección de cuentos, quizá la colección por antonomasia de la literatura mundial, y punto de referencia del que han partido desde entonces otras muchas creaciones narrativas: unos jóvenes atrapados en Florencia, atacados por la peste de la que no pueden huir se las arreglan para fugarse hacia lo imaginario, recluyéndose en una quinta a contar cuentos. Enfrentados a una realidad intolerable, siete muchachas y tres varones consiguen escapar de ella mediante la fantasía, transportándose a un mundo hecho de historias que se cuentan unos a otros, y que los llevan de esa lastimosa realidad a otra, de palabras y sueños, donde quedan inmunizados contra la pestilencia. Compuesta por cien cuentos que los diez protagonistas relatan cada noche de su retiro en una villa donde se refugian de la peste.
Puede ver la película “La cigarra no es un bicho” cuenta las peripecias de seis distintas parejas (conformadas por un ansioso taxista y su muy pudorosa esposa; un multimillonario industrial que vive un romance clandestino con una conocida modelo; un músico jubilado que mantiene una relación con su ingenua y provinciana criada; un ambicioso periodista con su intelectual compañera de trabajo; un gracioso ventrílocuo con una ninfómana maestra de escuela y una pareja de novios que desean perder la virginidad) quienes llegan a un hotel alojamiento de Buenos Aires llamado La Cigarra y terminarán viviendo la peor pesadilla de sus vidas al enterarse que un marinero francés que ha llegado allí más temprano con una prostituta ha traído la peste bubónica al hotel y deberán permanecer todos ellos en cuarentena, suscitándose toda clase de inconvenientes y embrollos a raíz de esta forzada convivencia.
Albert Camus, José Saramago y otros reconocidos escritores han abordado sobre este tema, quizá encuentre una forma de aprovechar el tiempo, puede obtener ideas para generar ambientes agradables con los que lo rodean, crear historias los ayudaría a deshacerse de las inquietantes angustias, puede servir como terapia. Si usted no es de lectura hay juegos de mesa de todo tipo. Haga concursos de disfraces, mímicas; cada grupo tendrá sus preferencias, habrá músicos, pintores, poetas y locos que de eso todos tenemos un poco.
Sobre lo que sucede en este “gobierno” hay mucha preocupación por el comportamiento del que preside y esperamos que no sea motivo para que crezca el número de contagios y situaciones mayores.
Jesús Silva-Herzog Márquez dice: “la llegada de la pandemia, agarra a México en un momento de debilidad no solo de respuesta sino también de política …Mucho se juega el país en los próximos días: la presidencia distraída en su romería , entregada a sus arranques más imprudentes, incapaz de aquilatar la severidad de la tormenta, indispuesta para la concentración más elemental y la disciplina necesaria parece no haberse percatado”.
Sergio Sarmiento recuerda que: “…La ignorancia hace mucho daño. Ciertas reglas de higiene personal y distancia física deben aplicarse ya. Lavarse las manos frecuentemente con agua y jabón es la acción más eficaz para reducir el contagio. Evitar saludos de mano o de beso, y mantener una distancia de un metro con otras personas, son también importantes. Pero el propio presidente López Obrador debilita el mensaje por su propensión de dar abrazos y besos, particularmente a niñas”.
Denise Dresser “…el Presidente aún piensa que con besos, abrazos, apretones de mano y congregaciones multitudinarias donde lo apapachan puede parar una pandemia. Le importa más la popularidad personal que la viralidad letal. Su narcisismo le gana a su patriotismo. Y si, como dice Bob Dylan, “Un héroe es alguien que entiende la responsabilidad que conlleva su libertad”, al actuar irresponsablemente como lo hace, beso tras beso, AMLO se vuelve el antihéroe”.
Mientras uno de sus lacayos Hugo López-Gatell, subsecretario de Salud, hace declaraciones más allá de la incongruencia al decir que el Presidente Andrés Manuel López Obrador no podría contagiar a más personas en caso de que tuviera coronavirus, pues posee una fuerza moral y no de contagio. Sólo son comparables a personajes del Teatro del Absurdo y rayan de tal forma en ello, que podría reírme a carcajadas de no ser porque me obligan a llorar, ya que están en el gobierno de mi país.
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