Las fobias son evidencia de traumas no manejados y menos superados. Son trastornos emocionales y sicológicos mal, o no atendidos. Todos tenemos al menos una, sólo que unos, arrastramos a pocos, y pocos, infectan a muchos.

Un líder o guía, no transmite traumas ni las posiciona. Podría, empujar a la filia, que en sicología es simpatía, atracción, aficiones y lo contrario a fobia. Pero esa no conviene a pocos, porque contaminaría a muchos con bienestar. Por eso, la pandemia, el virus, cayó “como anillo al dedo”.

Para transmitir ¡Pánico, miedo y odio! La filia, es para unos y la fobia para muchos. Para manipular y señalar. Para culpar de errores y esconder los propios. Para acrecentar brechas y dividir sectores. Contaminar la mente para detestar el éxito, el progreso y el bienestar propio, pero mantener el suyo. Es hacer malo poseer, y bueno, carecer.

Es amar la pobreza, subsistir con miedos y erradicar la estabilidad. Es transmitir y posicionar fobias, frustración en ti, y ellos, lograr lo perseguido. Es buscar la medianía. Desencadenar rencores y traumas para dejar fobias.

El virus, sirve y revela, que ellos tienen la ¡decidofobia!, miedo a la decisión; ergofobia -miedo a trabajar-; epistemofobia -miedo al conocimiento- o gnosofobia -miedo a saber-; hipengofobia -miedo a la responsabilidad-; lagofobia -miedo a las palabras- y sobre todo, ¡heresifobia!, temor a una desviación radical o desafío a la doctrina oficial. Por eso mueven y manipulan mentes.

Esconden su atiquifobia -miedo al fracaso o a los errores- y posicionan la pisantrofobia -miedo o aversión a confiar en los demás-; la aurotrofobia, -miedo al dinero-; la xenofobia, -miedo a los extranjeros- Sino es así, no entiendo qué importante es difundir: “Gente con recursos importó el COVID; fueron personas que viajaron a Estados Unidos o Europa y regresaron en avión o jets’s privados”.

Evidente que ¡Sucedió! Y la reflexión es si estaban focalizados, porqué tuvieron ¡decidofobobia! Y no contuvieron el contagio. Busquemos, ¡culpables! Por no tener estrategia de control cuando sabían de dónde llegó el virus. Se busca no sólo el quién, sino el cómo para resolver. Y tuvieron fobia a frenar los ingresos de contagiados al país.

Era más fácil detectar y focalizar con nombre, apellido, salidas, entradas al país y destino de viaje, hasta de vuelos privados. Era no miedo a controlar a los pocos, para no dañar a los muchos. Y dejaron escapar sus fobias y ¡explotó! El sector médico, la infección, el contagio y la muerte.

Sus fobias nos alcanzaron. Y hoy ni los ricos garantizan su salud, y enferman y mueren, igual que los tuyos, que los míos. Y nos dejan con nosofobia -miedo a enfermar; nosocomefobia -miedo a los hospitales-; hipocondría -presencial de todos los síntomas-; latrofobia -miedo ir al médico- y sobre todo, necrofobia -miedo a la muerte.

Por esa incapacidad de enfrentar la pandemia, de frenar contagios, de detener la propagación y las ¡muertes! Porqué o para qué buscar brecha de ricos o pobres, de impulsar odio. Para qué Gatell -ya no es necesario ni decir quién y qué es-, el que sólo da cifras de muertos, contagiados y ahora, ¡limpia culpas!, arroja la piedra, y esconde la mano.

Un rico pudo ser responsable del contagio, pero no del descontrol de éstos, cómo no lo es el murciélago o el Chino. Pasó, y salió de control. Fueron sus fobias y sus traumas los verdaderos responsables de no detener la propagación. De dejarte solo con la enfermedad y la muerte. De no estar a la altura para atender enfermos y frenar contagios.

De desorientar a la población, incluso, desconcertar y generar dudas hasta de la existencia del virus, que te llevó hacer una cosa, y luego otra. No es un extranjero ni un mexicano ni un Chino ni un murciélago, ni un rico, los culpables, son los traumas de ellos, sus frustraciones y fobias que te quieren contagiar. De esos que en lugar de actuar, promueven odio.

Y si no es así, dime tú que perdiste a alguien, ¿qué cambia que Gatell te informe quienes trajeron el contagio, ya revivió tu muerto, se curó tu enfermo?, ¡no!, pero sí te dejó, ¡fobias! Esas que son más letales que el mismo virus. Esas que se quedan, se transmiten, te infectan. Una fobia, que no reconocer culpas, pero que sí ¡Asesina! Y deja muertes. Yo no voy a dejar que sus fobias me ¡Aniquilen!, ¿tú sí?, no tengas eleutrofobia -miedo a la libertad-.

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