Primero Editores / Ingrid Ahumada
San Antonio la Isla, México.- Si bien las personas han perdido el interés en adquirir juguetes de madera, la pandemia por COVID-19 empeoró la situación de los artesanos en San Antonio la Isla, uno de ellos es don Ángel Lopez Carbajal, quien pese a la situación económica se niega a elaborar sus piezas de manera motorizada y lo hace como aprendió, de forma tradicional.
Lopez Carbajal contó en entrevista que aprendió la tradicional técnica para elaborar juguetes de madera a los 10 años impulsado por sus abuelos y su padre, quienes ya lo realizaban y vivían de eso.
Sentado en un banco mientras talla un trompo en un “torno de abajo”, también conocido como torno de violín por el movimiento que realiza para dar forma a las piezas, para el cual requiere de ambas manos y pies descalzos que dan presión y precisión a cada movimiento que en la madera, explicó que bajo la misma técnica, aprendió a elaborar joyería en hueso tallado.
“Es un trabajo delicado, cansado. Uno no resiste todo el día, porque se tornea con los pies descalzados, se elabora todo con mucho detalle pero son pocos quienes lo valoran, pagan el precio que vale”, comentó.
No obstante, reconoció que de esta técnica ya poco queda, pues apenas dos personas en dicho municipio lo hacen, mientras que sus hijos al ver las bajas ventas y considerar que de esto ya no se vive, optaron por solicitar empleo en fábricas y sus nietos se interesan por curiosidad, pero duda que el legado o la tradición continúen.
“Soy la cuarta generación, pero ya nadie lo hace de este modo, ahora ya todo es motorizado, mientras yo me tardo hasta 15 minutos para hacer una pieza a base de fuerza, quienes lo realizan de forma motorizada se hacen la mitad de tiempo”, explicó.
Entre aretes, pulseras, baleros, yoyos y figuras del Chavo del 8, el señor de 60 años de edad, reconoció tener miedo al COVID, enfermar y no poder trabajar, pero al ser la artesanía además de su fuente de empleo su pasión, lo hace con gusto para salir adelante.
Si bien reconoció que hay “altas y bajas”, abundó que la pandemia hundió más la situación de los artesanos, pues las ventas son nulas y escasas por semanas, ello pese a que se acerca una de las temporadas fuertes del año.
Finalmente, dijo que ahora las personas no reconocen el esfuerzo que realiza un artesano para elaborar las piezas con fuerza propia, con las manos, pues pese a que los precios son accesibles, recurren a los revendedores para su adquisición, adquiriendo las piezas hasta 10 pesos más caros.
“Creo que a veces sí es barato lo que nos pagan, pero es la necesidad la que nos lleva a vender a como dé lugar con quienes nos buscan y aunque muchos rematamos nuestro arte, lo que pensamos es en recuperar algo de lo invertido”, señaló al tiempo que invitó a las persona a adquirir estas piezas para -principalmente- lograr que no se pierdan las artesanías tradicionales y contribuir a mejorar su economía.