María Elena Maldonado.
Me fui a la marcha convocada por FRENA, haría casi cualquier cosa por que López Obrador se fuera de la presidencia de México, ya que pedir que recapacite es definitivamente imposible, nunca creí que ganara, el día de las elecciones domingo 18 de julio de 2018, yo era observadora de parte del PAN en una casilla cercana a mi casa, apenas íbamos a empezar a abrir las cajas con los votos, pasaban apenas las seis de la tarde cuando ya estaban declarando ganador al tabasqueño, había arrasado en las encuestas de salida, supongo, pues imagino que todas las casillas se encontraban apenas contando votos o a punto de hacerlo.
Varios ahí quedamos impactados, la joven que presidia la casilla estaba preocupada, me hablo de sus pequeños hijos y sobre el temor al futuro con este individuo. En toda mi zona había ganado Acción Nacional, ya era un consuelo vivir entre gente como uno, diría la abuela y digo yo.
Cerca de las dos de la mañana caminé sola a casa, llegué, me serví un tequila, prendí mi computadora y respondí en face a los que cantaban victoria, les recordé el nefasto comportamiento de su candidato, que lo peor del PRIAN se había mudado a morena, el historial del peje, todos los corruptos, ineptos, chapulines con pasados borrascosos que conformaban el nuevo gobierno y cuanto argumento encontré para reconfortarme en semejante situación. Ya iban a dar las cinco de la mañana del lunes cuando me fui a la cama, hubo amigas mías que lloraron largo y tendido por este suceso, aclaro que ninguno en mi grupo vive del erario, ni de la corrupción, ningún argumento de barata de los seguidores del peje.
Aun así nos dimos ánimos esperando que esta elección no resultara tan dañina para el país, que hasta nos iba a querer dar el ejemplo de un excelente desempeño. Resulto todo lo contrario mostrando diariamente querer llevarnos a paso veloz a ser una nueva Venezuela y lo peor es la lenta reacción que hemos tenido ante la inminente destrucción del país. Aún no sé quién puede creerle a quien cancelo la obra más grande de América Latina, recuerdo haberlo expuesto en diversas ocasiones, pero no puedo dejar de decir que esta necedad nos dejó una deuda de 6 mil millones de dólares en bonos y 30 mil millones de pesos en certificados fiduciarios en la Fibra E. que pagaremos durante 19 años sin beneficio alguno para al pueblo de México. Eso más quedarse sin un aeropuerto digno y eficiente. Este es un caso único en el mundo porque todas las TUA (tarifa de uso de aeropuerto) se pagan para su expansión y mejoras del mismo aeropuerto. Nosotros estamos pagando para financiar la deuda de un incoherente, en el sentido de tirar toda la inversión y asumir la deuda”.
Aunque el peor de los crímenes han sido las muertes provocadas por el desmantelamiento y desabasto en el sector salud. Las vidas perdidas no se recuperan y eso se extiende al mal tratamiento de los contagios por covid19 incluyendo los consejos de seguir abrazándose y no recomendar el uso de cubrebocas de los dos López. Y qué tal las crecidas cifras de muertes violentas, el incremento de feminicidios, la burla por los titulares de las masacres.
Si por ahí anda un seguidor de amlo, lo invito a que me diga una situación positiva generada por la cuarta, piensen antes de responder; no es acabar con la corrupción pues ha brincado por aquí y allá, sólo les recuerdo a Bartlett y sus casas, a su hijo y vendiendo respiradores con sobreprecio; los 223 millones de pesos desviados en Macuspana donde trabaja su cuñada, su hermano recibiendo sobres con dinero y ya no le sigo porque no me alcanza el espacio.
“Tiene razón el Presidente cuando dice que no son iguales. No son iguales: son peores porque se envuelven en la bandera de la honestidad”.
De ahí para el real sólo dislates, todos los días me despierto con el temor de escuchar otra ocurrencia que nos llevé para atrás. Cuando logremos echarlo tendremos que empezar de mucho más atrás de lo que teníamos cuando este tomo el poder, ha acabado con todos los fondos y reservas de dinero que ni los conservadores corruptos tocaron, respetando así los rubros de cada institución, programa, desastre que cubrían los fideicomisos.
Sus argumentos absurdos, su presencia ridícula –de él y los ineptos de su gabinete- en los foros nacionales e internacionales, somos el hazmerreír del mundo con un presidente que presume en una conferencia de la ONU, la no rifa de un avión que califica de exageradamente ostentoso y presume que además ya lo tiene vendido, ¿A quién le importa?. Ya ha dicho varias veces que ya tiene comprador y no lo veo por ningún lado.
Insiste en exigir a España, al Vaticano que pidan perdón por lo sucedido en la historia, pero todo los que ya sabemos, diariamente quiere ser y es noticia, ya vomito su cara, su discurso lento, marrullero, procaz. Aparece en cada titular del periódico, del noticiario en radio y televisión, al abrir mi celular. Repito que la política debería ser un trabajo discreto, que de bien hecho se notara y no porque un mediocre se autoproclame eficiente y lo peor, ser todo lo contrario.
Ya otros dos de sus seguidores hablan sobre sus decisiones incompetentes, German Martínez Cázares uno de los deplorables ex panistas que declaro es un honor estar con Obrador, incluso le renuncio a la dirección del IMSS, pero no soltó el hueso, se regresó a su senaduría. Hoy no tiene los tantos para poner el nombre del que critica por extinguir los fideicomisos que porque hay corrupción, pero dice: “Matar al paciente para acabar con la enfermedad es una locura que acabará o ¡privatizará! el talento mexicano de alta calidad.
El otro es Jorge Volpi, escritor sobresaliente, hoy coordinador de Difusión Cultural de la UNAM. En 2018 obtuvo el Premio Alfaguara por su obra Una novela criminal. Él Apunta en su columna del sábado 8 de octubre del periódico Reforma, titulada: El ciclo de la decepción: “Tras 18 años de gobiernos que nos llevaron a la hecatombe, López Obrador parecía una salida; hoy la decepción es imparable.
Hoy encontré está frase de Michel de Montaigne, filósofo francés (1533-1529) “Cuando me llevan la contraria, despiertan mi atención, no mi cólera; me ofrezco a quien me contradice, que me instruye. La causa de la verdad debería ser la causa común de uno y otro” Así todos deberíamos intentar no ser dueños de la verdad absoluta y abrirnos a conocer las observaciones de los que nos rodean, cuantimás las personas responsables de dirigir un país, sobre todo el mío.
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