Por Cristina Colmenares
La festividad más importante de México al fin llegó, esta vez bajo un contexto inimaginable y nada deseable.
Como cada año, en Metepec, se coloca una ofrenda monumental sobre las escalinatas del Calvario, la cual fue ensamblada este año con ayuda de jóvenes metepequenses, entre ellos Esteban Monroy, Daniela Velázquez, Luis Olascoaga y Ariadna Andrade.
En esta ocasión, la ofrenda, de aproximadamente 450 metros cuadrado, rinde homenaje a las víctimas de Covid-19 y personajes que perecieron como el empresario Ernesto Monroy Medina; la propietaria del bar 2 de abril, Elvira Pineda; el exgobernador mexiquense Ignacio Pichardo Pagaza; y Jorge Garcés, empresario mexiquense.

También conmemora a las mujeres que han perdido la vida por causa de feminicidio y otras formas de violencia de género. Por aquellas que nos faltan, las que no están, de las que conocemos su nombre y de las que no.

Podremos visitar esta increíble ofrenda hasta el 4 de noviembre, pero recuerda que con todas las medidas de sanidad. Si vas, no olvides llevar tu cubrebocas y respetar la distancia.
Cabe destacar que, en Metepec, al igual que en otro municipio del Estado, las puertas de los panteones van a cerrar durante este fin de semana, pero la presidenta municipal, Gaby Gamboa, se encargó de adornar las tumbas del municipio con flores, así como de la colocación de ofrendas al interior de cada cementerio. Esto con el fin de honrar a los difuntos que no podrán ser visitados este año.
Por otro lado, durante estos días habrá un mercado de Flores a un costado del mercado artesanal, así como la presencia anual de diversos puestos de dulces de alfeñique, los cuales este año están distribuidos en diferentes calles de Metepec.
La pandemia no solo se llevó a seres queridos, sino que nos impide salir a velar su sepulcro como lo haríamos en otros tiempos. Sin embargo, hay alternativas para recordar, sentir y vivir estos días tan importantes en nuestra cultura… desde nuestro hogar.
Nuestros difuntos nos quieren vivos, y qué mejor forma de honrarlos que cuidando nuestra propia vida. Es difícil no extrañar e imposible olvidar, pero nadie nos está diciendo que no debemos sentir, solo que debemos cuidarnos.
Cuidemos, hay que vivir, para que el próximo año con la fortuna del destino y la compañía de una vacuna contra el Covid-19, podamos nuevamente velar el sepulcro de nuestros difuntos, comprar alfeñique y chocolate por montones.