María Elena Maldonado

Además de que nos esta robando el país y por ello, nos roba la calma, gastamos energía en intentar el rescate de México, con lo que tenemos a la mano: asistir a las marchas, exponer las mentiras y los engaños del presidente, hablar con todo el que tiene tiempo de escucharnos, de informarse fuera de las mañaneras de una triste y peligrosa realidad en la que “no vamos bien”, vamos para atrás y de bajada. También urge convencer a los apáticos sobre el compromiso que tenemos con acudir a votar y obvio votar por todo aquel que esté más cerca de ganar una curul a los de morena. ¡Recuperar el congreso para la ciudadanía! Los que hoy tienen la mayoría sirven a los intereses de un “hombre” que únicamente va detrás de sus ocurrencias insensatas y podemos comprobar que son muy pero muy peligrosas para la el bienestar de los mexicanos.  

     Y aunque todos los días informa, cabe recordar que el 1 de diciembre del 2020, López Obrador, cumplió dos años de administración y en su informe presumió el cumplimiento del 97% de sus compromisos, al asegurar que sólo quedan pendientes la descentralización del Gobierno federal, impulsar el desarrollo de fuentes de energía renovables y conocer la verdad acerca de la desaparición de los jóvenes de Ayotzinapa.

  La organización ciudadana “Sí, por México” aseguró que López Obrador no ha cumplido con el 43% de los 100 compromisos anunciados el primero de diciembre del 2018 que tomó protesta.  

 “Cuando se comparan los resultados con los de gobiernos anteriores, destaca que el actual ha sido menos efectivo para cumplir sus propias metas en los primeros dos años. Pero la comparación más dramática se da cuando se contrastan los retrocesos. El 42% del gobierno actual es diametralmente mayor a los porcentajes de retroceso de 9%, 12% y 7% de los gobiernos anteriores”, se lee en el análisis.

     Uno de los rubros más delicados es el incumplimiento al compromiso de no permitir proyectos económicos y turísticos que afectan al medio ambiente, como el Tren Maya, la central avionera de Santa Lucia y la refinería de Dos Bocas que tristemente además de los destrozos al ecosistema acabaran siendo tres elefantes blancos sin beneficio para el país ni su población y con ello tampoco se cumple el compromiso de dar atención a los pueblos originarios e incluso se ha reducido el presupuesto asignado a los programas de apoyo en la materia.

      En la enorme colección de insensateces, una de las mayores aberraciones es la refinería de Dos Bocas en Tabasco cuando contamos con seis refinerías que trabajan al 38% de su capacidad y en vez de optimizar su funcionamiento e incluso darles el mantenimiento adecuado para que operen sin peligro de accidentes, incendios, explosiones como las ocurridos en Cadereyta (diciembre 10 del 2020) con 5 heridos leves por acumulación de gas. La explosión de un oleogasoducto ubicado frente a la terminal marítima Dos Bocas en Paraíso (diciembre 31 del 2020) por fuga de combustible, sin lesionados, pero si grandes pérdidas económicas. La más reciente sucedió en Veracruz, (abril 9 del 2021) en la refinería Lázaro Cárdenas “hubo una fuga en la bomba de carga -reformadora- la conexión fallo por falta de mantenimiento” y un trabajador tuvo que utilizar una barreta hechiza para cerrar la válvula ante la falta de equipo dijo un petrolero en su declaración. Lo cual es una enorme irresponsabilidad y falta total de criterio en la toma de decisiones.

     La historia de Dos Bocas es una colección de atrocidades, pero como acostumbra López, a él eso de los estudios, los especialistas y profesionales se los puede pasar por delante sin mirar ni escuchar. Un informe del Instituto Mexicano del Petróleo (IMP) elaborado en 2008 puntualiza que de siete sitios identificados como potenciales para ubicar nueva infraestructura petrolera, Paraíso “Fue el que presentó el mayor riesgo relacionado con la instalación de una nueva refinería, por lo que no es recomendable, debido a que tanto en materia ambiental, social, de infraestructura, se encontraron la mayor cantidad de limitantes comparado con el resto de los sitios de estudio”.

     El documento explica que el sitio enfrenta una problemática relacionada con el tipo de ecosistemas existentes en la región, que contienen una amplia gama de especies protegidas o en peligro de extinción. Otro contra es que el terreno es propicio para inundarse, por sus condiciones climáticas y los cuerpos de agua que lo rodean.  Además, indicaron que un factor que debe tomarse en cuenta es derivado de la condición particular del estado de Tabasco y su escaso nivel sobre el mar, lo que pone a Paraíso en riesgo ante el potencial incremento del nivel del mar ocasionado por el cambio climático”.

     La estupidez no tiene limites, ya estaba decidido, en sólo 24 días, entre el 8 de septiembre y el 1º de octubre de 2018 desaparecieron cerca de 230 hectáreas de manglar, selva y cultivos, lo que equivale a 40 veces el Zócalo capitalino.   En noviembre del 2018 el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA) presentó una denuncia ante la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA) —el órgano federal que supervisa la seguridad industrial y la protección ecológica en el sector petrolero— porque el desmonte “se realizó sin la autorización de Cambio de Uso de Suelo Forestal, ni con la autorización en materia de impacto ambiental, que son esenciales para una obra de esta naturaleza”. No entiendo que no se haya hecho un escandalo de la magnitud del desastre y nos enteramos mucho tiempo después,

     Desde octubre del 2018, el agua comenzó a cubrir cada vez más espacio en la zona recién deforestada. En febrero la inundación disminuyó un poco, pero creció una vez más en marzo. Cuando López se presentó en el lugar para la ceremonia de colocación de la primera piedra de la obra el 9 de diciembre, tuvo que hacerlo en terrenos aledaños. El acto no pudo realizarse en la zona del manglar desmontado porque estaba inundada. Así lo muestran las imágenes satelitales de ese día y de las siguientes semanas.

     Para el pasado 3 de noviembre del 2020 a consecuencia de las torrenciales lluvias que azotaron la región ya se sumó la quinta ocasión que el terreno donde se construye una de las ocurrencias del tabasqueño se inunda o sufre fuertes encharcamientos. A pesar de ello, los trabajos en la construcción de la refinería no pararon y la maquinaria opera aún con agua a sus alrededores

     Una vez terminada la construcción, la fase de mantenimiento y operación de la planta traerán daños severos en la calidad del aire por las emisiones contaminantes que generará las operaciones. El aire y el agua de Tabasco sufrirán grandes afectaciones con la obra. emaldonadoballesteros@yahoo.es

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