Por María Elena Maldonado

Este pasado domingo celebramos el Día del Padre, nos queda claro que ser padre o madre no es tarea fácil, hay quien sigue el modelo en que fue educado, hay quien aplica todo lo contrario, hay quien toma cursos para hacerlo, creo que la mayoría improvisa.

Yo no he tenido hijos, pero lo he sido y creo ser capaz de mirar desde los zapatos de ellos. Al fin la vida te otorga experiencias de todo tipo y he tenido la experiencia de tener niños a mi cargo, eso me da un poco de autoridad para hablar de lo que es enfrentar semejante responsabilidad, incluso creo que uno lo hace con mayor cuidado, pero eso es temporal, ahora quiero hablar de como veo yo a los papas.

En una sociedad en la que aún se ve mal un hombre que llora, que es sensible, sucede que a la mayoría de ellos se les hace difícil expresar sus sentimientos, sus emociones, viejos modelos continúan presentes actualmente y va a ser difícil desaparecerlos.

Por otro lado, evolucionamos a una sociedad que condena cualquier expresión machista, incluso creo que se están yendo del ladro contrario. Se critica una broma sobre las actividades femeninas propias de su sexo, un piropo, incluso los que podrían llamarse blancos, ya ellos pensarán antes de decirle a una compañera de trabajo sobre ser atractiva y tener buen cuerpo, admirar unos pechos sobresalientes o/y sus curvas.

Puede ser acusado de acoso y en las oficinas hoy se está tomando muy en serio ese tipo de acusaciones, aunque personalmente creo que esto puede caer en la subjetividad de cada persona. Desde mi propio lenguaje y experiencia -sin irnos a estudios anatómicos precisos que demuestran que existen diferencias son notorias nuestras diferencias.

Empecemos por la producción de hormonas, testosterona en el hombre y estrógenosen la mujer, lo que hace sus caracteres sexuales diferentes -órganos reproductivos- voz, vello, desarrollo muscular, peso, estatura, conexiones neuronales, temperatura corporal, sus sentidos, su concentración… sus necesidades emocionales que devienen obviamente en demostraciones afectivas distintas.

He ahí que no podemos esperar las mismas formas de mostrar las emociones, el amor, cariño, ternura y todas sus variantes. Aunado a una sociedad en la que hay estereotipos que alcanzar y que vuelve estresante para algunos no alcanzar las exigencias predeterminadas.

La masculinidad se caracteriza por la fuerza física, el gusto por los deportes, las bebidasalcohólicas, la fuerza física y emocional. Sólo ver las postales que se publican en las redes sociales sobre los elogios a los padres en los que son super héroes invencibles, los que todo lo pueden, esa ya es uno patrón difícil de alcanzar.

No vamos a hablar de esos padres que desaparecen, vamos a hablar de los que lo son, los que están y responden de las diversas formas que cada individuo tiene para desarrollarse en la sociedad, en la familia.

Muchos de ellos son el único sostén, proveedores permanentes y medidos por la posición que han alcanzado en la escala social. Su misma actitud lo aleja de ser considerado vulnerable y receptor de frases, demostraciones físicas y consideraciones emotivas, de las que aseguro todos necesitamos.

Dice Vale Villa -psicoterapeuta sistémica y narrativa, así como conferencista en temas de salud mental- “que ellos, siguen autocensurándose para no llorar ni mostrar tristeza en público y muchas veces ni siquiera cuando están solos porque sencillamente son incapaces de hacerlo; porque así fueron (y siguen siendo) criados por padres que les llamaban maricones por llorar; la expresión del enojo llevado a veces hasta la violencia es la emoción más frecuente y evidente.

En México, según datos del INEGI, un tercio de los hogares vive violencia causada por el jefe de familia. Los hombres se ven con frecuencia envueltos en pleitos, problemas penales y recurren al suicidio violento.

El mundo de los hombres es un mundo muy agresivo, en el que la autoafirmación del carácter sigue reforzando las conductas violentas. El machismo sigue siendo una forma de pensamiento dominante que exalta un modelo único de masculinidad basado en el dominio y en el control.

A partir de los cambios sociales en los patrones laborales y del control de la natalidad, han surgido nuevas masculinidades frente a nuevas formas de ser mujer,nuevas organizaciones familiares y nuevas posibilidades para construir pareja.

Cada vez más hombres hablan del deseo de relacionarse mejor con sus sentimientos, de controlar sus instintos de destrucción, de establecer con las mujeres relaciones de mayor igualdad y cooperación.

Muchos comienzan a defender su forma de ser hombres, que puede incluir ser sensibles, pacíficos, negociadores, vulnerables, introvertidos con las mujeres, cariñosos – lejísimos pues de la fantasía de una máquina fría y sexual-.

Creo que nuestra sociedad en general tiene que aprender a aceptar todas las facetas de la personalidad del hombre con esas “debilidades emocionales”. Nos falta mucho por hacer y pedirles a los hombres que siempre sean fuertes y formaleses una de ellas.

Yo amo ver a esos cariñosos padres cargando y atendiendo a sus bebes, peinar a sus hijas pequeñas, abrazando a su familia, hombres que no pierden su virilidad, por lavar trastos, barrer y todas esas tareas que han sido exclusivas de las mujeres por siglos.

Incluyendo que sean ellas las proveedoras oficiales, mientras ellos se quedan en casa atendiendo a los niños, arreglo convenientes y muy personales para cada núcleo familiar. Quizá a usted como a mí, aún no le acomode del todo esas nuevas formas de relacionarse, tendremos que acostumbrarnos, se han modificado las formas.

Ojalá sean motivo para una convivencia armónica, que abone a la felicidad de los individuos y su superación en todos aspectos. Mientras tanto ¡Felicidades a los papas que me leen!

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