Rubén Rocha Moya y Feliciano Castro Meléndrez…
Los tiempos de renovación en el Congreso están lejos si no hay una sana distancia gubernamental. En la renovación de los Congresos siempre es bueno analizar si los diputados electos por voto popular y observar si realmente son funcionales para una sociedad o para los gobiernos en turno. Tanto a nivel federal como estatal, los diputados no solo están ligados con corrupción e impunidad, sino también con el servilismo que aplican en su desempeño al llegar a una curul y convertirse en mansos “borregazos” que asienten y acatan con cabeza y dedo, las instrucciones de la cúpula gobernante, claro, cuando se tienen las condiciones políticas para ello y, Sinaloa no es la excepción.
Ante un escenario pragmático se esconde la “mano izquierda” de un orden de gobierno y negociadora del que será Coordinador de la Junta de Coordinación Política de la (JUCOPO) Feliciano Castro Meléndrez. En el congreso del estado hemos visto desfilar de todo, desde abusadores, violentadoras, defraudadores y “joyitas” a la defensiva que con un fuero hacen y deshacen al amparo de su investidura. ¿A eso también en medida se enfrentará el próximo líder de la (JUCOPO) a partir del primero de octubre? Por supuesto que sí.
En el caso del congreso local los hemos visto operar como oficialías de partes de los gobiernos estatales en turno, sin distingo de partidos, aunque aparentan todo lo contario. En la época dorada del priismo se apreciaban las nóminas abultadas de aviadores que religiosamente pasaban a cobrar en el inmueble por la avenida Palenque y colonia Recursos Hidráulicos, en Culiacán Capital del Tomate.
Con los panistas las viejas prácticas tampoco mejoraron, al contrario. En la época dorada en Sinaloa eran memorables “los bonos” que los entonces diputados recibían de la oficina del mandatario estatal, para tenerlos alineados a sus más estrictos caprichos. Las cosas no cambiaron con el congreso local que saldrá dominado por morenistas. Que no se olvide el papelón y escenas reprobables de un número importante de curulistas en el Congreso del Estado. Los ciudadanos nos hemos acostumbrado a mantener a una gran fauna de burócratas de corbata y curul.
Los congresos estatales tienen que dejar de ser el “garrote gubernamental”, desde donde se cocinan venganzas, prebendas, mandatos y por supuesto candidaturas. La autonomía legislativa sigue siendo letra muerta a todos los niveles. En el Congreso de la Unión, la voz presidencial sigue tirando línea a sus aliados para empujar lo que se cocina en Palacio Nacional.
En Sinaloa, Feliciano Castro Meléndrez tendrá que cuidar muy bien su línea recta, pues la sociedad difícilmente la podrán engañar, ya que si no transforma desde su nuevo liderazgo terminará de consensuar el favoritismo y la propia idiosincrasia a la que pudiera ser sometido, porque de ahí dependerá parte de la gobernabilidad del gobernador electo de Sinaloa, Rubén Rocha Moya.
En Sinaloa los tiempos de renovación están lejos de asomarse si desde ahora no se guardan por lo menos las formas oficiales de una sana distancia gubernamental. Las diputadas y diputados electos deben dejar de ser los burócratas del gobernador que palomean lo acordado y solo responden: “Enterados, sí Señor”. Urge una reconstrucción democrática en las figuras políticas de elección popular, para dejar de tener diputados serviles, camaleónicos y poco ortodoxos a la hora de legislar no para la sociedad, sino para los gobernantes en turno.
GOTITAS DE AGUA:
Deducción, si no modifican un desmarque gubernamental y técnica en el recinto, el desgaste y la mediocridad legislativa se presentará provocando éxodos e ingobernabilidad de gobierno. Feliciano Castro Meléndrez tendrá que asumir con sus homólogos, para así crear la cimentación de consensos y conciliar con futuros representantes de diversos partidos, ya que las propuestas que vendrán del ejecutivo las anticipen y cabildee con sus compañeros de diversos partidos que pueden contribuir a su buen desempeño.
Por ello, el manejo político de Feliciano Castro será trascendental, no solo por la confianza y amistad que exista con el nuevo tlatoani sinaloense, sino que será una parte fundamental para los equilibrios políticos y así poder decir, que es la “mano izquierda” de Rubén Rocha Moya. “Si cierran la puerta, apaguen la luz”. “Nos vemos el Lunes”…