Falsa e hipócrita, la inclusión verbal, de lenguaje y textos.
Adición sólo de letra, de palabra, con ¡Exclusión! De actos, decisiones y ¡Acciones!
Vanguardia en léxico, con mente retrógrada y hasta mezquina.

Deformación de idioma con ¡Embustera! Defensa de género.
Reconocimiento y respeto de preferencia sexual, con cotidiana ¡Violencia! De actos.
Vileza de acciones diaria, con exclusión social y gubernamental.

Actos lesivos de pensamiento, con moderno vocabulario.
Tintes falaces de inclusión escrita, con cotidiano olvido al ciego, al sordo, al mudo.
Discriminación a ¡Muchos! Y ahí sí, todavía a ¡Muchas!

Actos permanentes de odio desde nivel presidencial, por condición económica, profesional e ideológica.
Mandato incluyente que sólo dificulta, confunde y altera el lenguaje, y de facto, no respeta a la persona.
Abuso permanente a cada vez más ciudadanos, en actos con sólo respeto en léxico.

Mandato de inclusión en lenguaje y exclusión constitucional y de aplicación de la ¡Ley!
¡Discriminación! Cotidiana por edad, por capacidad y hasta por ¡Nacionalidad!
Engañosa y manipulada defensa de inclusión, que sólo ¡Arruina el lenguaje! Y exhibe los ¡Actos!

Moda de inclusión sesgada y convenciera, hasta en ¡Política!
Uso manipulado de inclusión en el legislativo, judicial y presidencial sólo como texto en sus redes sociales.
Desaseo en la práctica diaria.

Poderes, que atropellan, incluso sólo por ejercer ¡Supremacía!
Un elle, todas y todos, una @, una x, o una vocal que añaden, con impunidad hasta en el ¡Homicidio!
Sin ley ante la violación y el abuso cotidiano, ahora hasta contra ¡Migrantes!
Vil exclusión de ¡Justicia! Y ¡derechos! Por género y raza, con mucho lenguaje progresista.

Grupos de LGBTTTI+, ultrajados, ¡Humillados! Y todavía ¡Marginados!
Inclusión “vanguardista” de lenguaje, con mente tirana.
Léxico artificial público, con actos obscuros y depravados.

¿Inclusión? O sólo bandera política, mediática, de desgarre que beneficia a unos y políticamente a otros.
Inclusión del lenguaje, que soslaya en ¡Acciones y decisiones!
Inclusión de letras, sólo de letras, sin respeto de ley ni principios ni ¡Derechos!

Mucho lenguaje avanzado, reformador, que no respeta y ¡Segrega! En políticas públicas y protección de derechos.
Maltrato público real, que divide, menosprecia y abusa en ¡Acciones!
Discriminación que define en texto a unos y excluye en la práctica a ¡Muchos!
Disfraz de ¡Equidad! Sin igualdad en la ley y los derechos.

Ruindad de mente con innovada inclusión.
Maniobra en lenguaje, y olvido en la práctica.
Adición de vocales y evasión de ¡Respeto!
Rampas y brailles inexistentes.

Facilidades ¡Nulas! De movilidad para ¡Todos!
Restricciones laborales que discriminan por edad y capacidades con exceso de lenguaje ¡Incluyente!
Mentiras para parecer sin ¡Ser! En lo cotidiano y sólo aparentan en textos.
Mustios en lenguaje, bajeza en actitudes.

Actos ¡Ridículos! De lenguaje inclusivo, con mentes deformadas.
Falacia de ¡Equidad, de lenguaje no sexista, y podredumbre de actos.
Inclusión, sólo verbal, que impone la desigualdad por género, sin proteger ni respaldar con la ley, a ¡Elles!, a ¡Chiques!, a ¡Niñez! A ¡Nosotres!
Sólo ¡Mustios! Redentores del género.

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