Por Socorro Valdez Guerrero
Qué esperar de quien ¡Sesga! Hasta el pensamiento y se provoca ¡Amnesia! Al informar de un trienio de gestión al pueblo bueno.
De ella, que escupe también como su marionetista los errores del pasado y ¡Olvida! Los propios.
Claudia Sheinbaum ¡Perdió la memoria!
No recordó esos años del dos mil con video escándalos, que evidenciaron corruptelas.
Esos que involucraron hasta a su ex, Carlos Imaz, al apostador de Las Vegas, Gustavo Ponce y a René Bejarano, todos cercanos a su mentor.
Su memoria se acortó en las paredes ese grandioso Palacio de Minería, que abrió sus puertas para recibir su perorata de una cuarta transformación de quien menosprecia a la ¡UNAM!
No evocó nunca las fallas ni los incumplimientos de aquellos de su misma ideología.
De sus antecesores que sirvieron al mismo gobierno que ella.
Habló de otros mandatos. Escupió culpas y evadió desatinos.
No se acordó de los que portan las mismas siglas, los colores y comparten su pensamiento, sus ¡Yerros!
Se brincó sexenios.
Olvidó los pasajes administrativos de dos cercanos.
Le falló la retentiva que refresca, ¡también! Con Obrador y Ebrard, hubo desaciertos y evidencias de corrupción.
Qué futuro nos depara la continuidad de mujer desmemoriada.
De muñeca de ventrílocuo dispuesta a repetir lo que mandata su ¡Titiritero!
¿¡Qué cambio!? Cuando se maquilla no sólo para una revista internacional, sino para encubrir los ¡Escándalos! Hasta de su gobierno.
Que desear por gobierno de mujer, que desde ahora omite retrocesos del presente para aspirar a la continuidad de un ¡Servil! futuro.
Que anhelar de ciudadano y esperanza de mejora nacional, cuando con memoria atrofiada, va por la sucesión.
Cuando se bloquea para no recordar ni a niños ni a usuarios del Metro ¡Muertos!
Ni ligas ni administraciones de vergüenza y fracasos.
Que mujer que ¡Aspira! Sin ¡Cumplir! y repite cual marioneta como él ¡Primero los pobres!
Una Sheinbaum desmemoriada de los fracasos de ellos, con Rudolph Giuliani, de contrato millonario en administración obradorista.
¡Desmemoria! Se olvidó de ellos, de Ebrard y de él, al que sirve y la antecedieron en el gobierno local.
De varios no recordó que también, como lo dijo: “usaron las estructuras de gobierno para beneficio propio y de grupo”.
¡Ensuciaron! El servicio público.
Se olvidó de sus nombres y el penoso pasaje, de él, de Bejarano, cercano y de confianza de aquel,
ahora su maestro de frases, Andrés Manuel López Obrador.
Ella tampoco recordó a su contrincante de aspiraciones, Ebrard Casaubon, ambos del viejo régimen.
Se acordó de la reconstrucción de la línea 12 de Metro, olvidó los pernos que dejaron sangre y dolor ahí.
Sólo se regocijó ante ellos, sus súbditos de aplauso fácil y de ceguera total.
Se pavoneó con la mano en el corazón de agradecimiento a los silencios legislativos.
A los que no exigen ¡Informe! Real ni gritan, deja el pasado, ¡danos el presente!
Evita el abandono futuro del ciudadano.
Carrera sucesoria que a ella, a Sheinbaum Pardo, le provoca falta de recuerdos.
No dijo nombres.
Olvidó todo.
Hasta que
nadie en su gobierno le cerró las puertas a la ¡Corrupción!
Tampoco envío a la cárcel por las muertes en la estación ¡Olivos! por negligencia a su ex directora del Metro, Florencia Serranía y de Ebrard Casaubon.
Sólo habló del fin de la frivolidad como forma de gobierno, y no reparó en la propia.
En esa de poses para revista extranjera.
Su mente la traicionó.
Sólo recuerdos de lo bueno, olvido de lo malo, y desmemoria de lo feo.
Ah, que Claudia, jefa de gobierno de memoria maltrecha y traicionera
Te contoneaste ante el aplauso ¡Adulador! Y Frívolo.
Mientas tu mente recordó que: “¡La calidad! Moral no se compra en la esquina”.
Y ¡No! Ni tampoco en un ¡Palacio! De Minería, recinto de pumas universitarios, que denosta quien te quiere ¡Sucesora!