Por Socorro Valdez Guerrero

También démosle la espalda. ¡Lo merece! Por ¡Estúpido! Por hacernos daño, por hacerse daño.

Por Ejecutivo necio, de vileza, de mezquina y frustrada actitud. Y a ellos, ¡también! Legislativo de otros Congresos, de estatales, que igual, sólo ¡Veneran! Color y codicia.

A ¡Senadores!, que sirven, y hasta crean Comisiones Especiales para el ¡Amigo! Y olvidan al ¡Ciudadano!

Que luchan y hasta lo representan, y omiten a sus ¡Representados!A los que lo eligieron.

Son los que violan también la Constitución, porque sirven sólo colores, y su ¡Ambición! Son vergüenza y humillante ¡Obediencia!

No sólo demos la espalda a Morenos, que se arrodillan para arrasar y desechar en las legislaturas la investigación. Esa hasta del hijo del ¡Tirano!

También a ellos, de colores de ¡Olvido! A veces de muerte, ¡Demos la espalda!

A esos, que sólo arrebatan para llegar y sentarse en una curul, ignorantes, en un recinto que ¡No merecen!

Entreguemos nuestras plumas, nuestras letras, las cámaras, la voz, esas gráficas, a ellos, ¡Al ciudadano! Que está solo.

A esos padres que batallan para frenar el cáncer de sus hijos, sin medicina, sin atención, sin ¡Servicio Médico! Y todavía, los insulta.

A esas familias, de carencias, sin alimentos, sin agua, sin luz, sin ¡Vida digna!

A ellos, sin empleo, que van en busca de obtener el sustento familiar.

A esos profesionistas, que con ligereza ofenden, que los sobaja, que los ¡Vilipendia! Por aspirar.

O a aquellos, de solvencia económica, de trabajo, de esfuerzo, de ¡Arrojo! Que los injuria, que los agravia.

A aquellos, que necesitan recibir limosnas de programas sociales ¡Sesgados! A conveniencia.

Y a los otros, que no se los dan, porque olvidan, también son ciudadanos y los orillan a tatuarse ideología, colores partidistas.

O a ellos, que aún lloran a sus niños muertos de esa guardería ABC.

O del colegio Rébsamen y de la línea 12 del Metro, que aún padecen secuelas, y ese hombre rico, sólo colocó nuevos pernos.

Espalda a aquel, ese representante de política exterior, que sólo negocia posiciones futuras, sin ideología, y mucha ¡Codicia!

Dejémosla a ella, que hasta con nueva estética física exterior y alma podrida interna, debe así mirar sólo nuestra espalda.

Igual, como es, sin remordimientos, con aspiración presidencial, y cargo de jefatura capitalina, en vez, de cárcel en la Ciudad de México.

Ofrezcamos nuestra profesión, a aquellos enfermos, con calvario diario para una cita.

Con trato despótico, con instituciones de seguridad social y al servicio del estado, boletineras de supuestos éxitos y estadísticas de ¡Fallecidos!

De retrocesos y espera de meses para atacar un mal que crónico, lleva poco a poco a la ¡Muerte!

Demos nuestro esfuerzo, nuestra entrega diaria, nuestras ¡Letras! A esa mujer que la acosan, que la violan, que la ¡Asesinan!

Entreguemos la espalda a ¡Fiscalías! Omisas, indolentes, a ministerios públicos y jueces ¡Corruptos!

Entreguemos nuestras letras a esa ¡Impunidad! De crímenes, de desapariciones, de ¡Abusos!

Demos nuestro periodismo a ese combate, a exhibir más hijos de “servidores” o legisladores ¡Corruptos!

A evidenciar, un Congreso de la Ciudad de México, con diputados ignorantes, calienta sillas, que ¡atropellan! Y violentan ¡Derechos humanos y laborales!

Que son sumisos a la jefatura de gobierno, a funcionarios, y muy ¡Serviles!

Espalda a líderes silenciados, convencieron y ¡Rapaces!

Entreguemos nuestras plumas, nuestras cámaras, nuestras gráficas, ¡sí! A ellos.

A los que abandonan, que no tienen rostro, y padecen la ¡Indolencia! De un Ejecutivo, de un Legislativo, de un Judicial.

De Poderes sólo de ¡Codicia!

Demos la cara, de frente, con ellos, con esos padres de familia, que tienen un sistema educativo, desarticulado y ¡mediocre!

Una educación, atrasada, sin ¡Rumbo! Con una titular, que evidencia, que ¡Enseña! El diezmo para ¡Educar!

Que impone “¡Donar!” Y revela, podredumbre y ambición para preparar generaciones futuras.

Pluma, voz, gráficas e imágenes, entrega de gremio, a esa impunidad, de periodistas ¡Muertos! Que desearon callar.

A ese olvido, de sus asesinatos, que no se deben sepultar.

Espalda ¡Siempre! A marionetas sistemáticas.

Plumas, voces, cámaras, ¡Nunca! En silencio para servir a ellos, los olvidados, a ti, ¡Ciudadano!

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