Por Socorro Valdez Guerrero

Oh, por fin, ¡haz regresado! Ya me hacías falta y me voy a entregar a ti plenamente. No tengo ninguna atadura que lo impida.
Estoy lista para ti, te esperé con esa desenfrenada ansia de tenerte.
No me importa que tú no me hayas extrañado, basta con saber que hoy te quiero aquí cerca.
Saboreo que llegas cuando más te necesito para llenar mi alma de ese vacío que deja la frialdad de otro. Llegas para sanarme y justo cuando necesitaba alegría. Te fuiste y me dejaste a merced de él que me hizo tanto daño.
Que me golpeó tanto.
Hoy mi añoranza termina y cómo no desearte si sabes darme calor.
Ese placer con tan sólo rozar mi cuerpo.
Me envuelves toda y provocas mi alegría.
Te quisiera tener en otro lugar más cálido y cerca de aquella brisa que da el mar. Desearía sentirte tirada en la arena, incluso en el pasto o en ese bello Cerro de la Estrella como tantas veces te tuve.
Acepto que hoy no es posible, porque no eres sólo mío.
Me conformo con tu fugaz compañía de cada mañana o de aquel medio día cuando apresurada camino. No puedo despreciarte ni odiarte porque debo compartirte, pues ahora que te fuiste y me abandonaste, valoré no tenerte.
No puedo decirte ¡No! Ni ¡Vete! Sé que tu presencia para muchos es agobio, fastidio.
Para mi desbordas mis sentidos y por eso me voy a entregar sin recato.
Cómo no aprovechar tu luminosidad cuando te siento completo y me aturde tu presencia.
Cómo no saborear lo que me das, si cada que te tengo, me haces desearte más y más.
Provocas quitarme la ropa y querer mirarte de cerca desnuda.
Cómo no aprovechar tu fugaz llegada si es más rápida tu partida.
Cómo no aprovechar que estás cuando sé que te irás. Cómo no mostrarte la intensidad de mi alegría, si finalmente te irás, tal y como lo haces cada año. Cómo no reprocharte, si partes todas las tardes sin remordimiento.
Cómo pensar que tu abandono no me causa ningún daño, cuando sé que te necesito.
Cómo callar cuando veo que sin ningún pesar me tomas y te alejas silencioso dejando ese anhelo. Entristece saber que llegas, alteras mis sentidos y ¡Puf! Te vas.
Me abandonas cuando sabes que estoy perdidamente enamorada de ti.
Cuando conoces tan bien mi cuerpo que sabes que quien llega nunca llena el espacio que dejas.
Eres tan cálido y agobiante.
Siempre serás mi debilidad. Siempre dejaré que tu calor genere mi deseo incontrolable de tenerte.
De quererte; de amarte con intensa pasión que anhela nunca te vayas.
¡Por favor! No me abandones y quédate cerca de mi.
Quiero sentirte y dejar que toques mi cuerpo, una y otra vez.
Sólo tú avivas mi ser, me das ímpetu de seguir, me creas el anhelo de pensar nunca me dejarás.
Eres el único que lleva a mostrar esplendor en mi vida.
Tú sabes que él, él sólo me enfermó, me destruyó y me dejó en el deterioro.
Que aquel me lleva a la depresión y tu me elevas, me avivas para desearte siempre.
Me gusta mirarte aunque quemes mis ojos y mi rostro. Es una locura.
Me haces vibrar de alegría.
Generas sonrisas y duele acostumbrarme a ti, para que después te vayas, me dejes y no encuentre la forma de retenerte por más tiempo.
Te conozco y sé porqué partes; no me engaño, conozco que te vas a complacer a otra, tal vez a otras. ¡Que inhumano!
Me dejarás triste, añorándote cada temporada y mi corazón se parte, porque no te importa. Me lástima esa ausencia, porque sabes que enfermo, que mi estado de ánimo decae, que mi salud misma se deteriora.
¿Por qué no te quedas? ¿Por qué me haces eso? Desespero, porque te disfruto en cada rincón y no te pido nada, sólo que mi cuerpo sienta tu calor.
Sol, ¡eres injusto!..
Te irás para dejar pasar a la lluvia que me daña, y antes esos con esos aires de un febrero que se fue, para después dejarme esa humedad.
Está bien, traidor, pero mientras, te voy a ¡gozar!
Te disfrutaré infame, con todo ese colorido que anuncia previa tu llegada. Con ese ¡Llegó el sol! Su calor y el tiempo de aprovecharte intensamente.

Comentarios

Comentarios