Por Zuleyka Franco

Es tiempo de reencuentros, tradiciones familiares y espirituales, en el que hacemos un balance y registro del año que está por terminar esperando con alegría la llegada de un nuevo ciclo.

Pero no todos lo vivimos de la misma manera.  También  en esta época, algunos podemos manifestar diferentes estados emocionales como tristeza, melancolía o soledad.  En muchos,  estas fechas son vividas de forma diferente, ya que refiere enfrentarse a un conflicto interno entre cómo se deben sentir y como se sienten realmente, y al no alcanzar la  expectativa de abundancia, prosperidad, éxito y amor, generan una serie de emociones como frustración, culpa o tristeza que producen picos de ansiedad, malestar emocional y cierta tendencia al aislamiento, aparecen.

Estadísticamente, diciembre y mayormente enero, son los meses con la mayor tasa de depresión con patrón estacional, es decir, que cuando disminuye la exposición a la luz solar la persona tiende a deprimirse. A esto se le conoce como “Trastorno Afectivo Estacional”;  las personas que viven en lugares con largas noches de invierno están en mayor riesgo de sufrir de TAE.  Estos estados emocionales en los que baja nuestro estado de ánimo, sentimos angustia, falta de ilusión o energía, deberían ser pasajeros al estar asociados con estas fechas y volver a la normalidad cuando recuperamos nuestra rutina diaria al comenzar el nuevo año.  Sin embargo, algunas personas pueden experimentar episodios depresivos durante los meses de la primavera y el verano, lo que se llama “Trastorno Afectivo Estacional de Patrón de Verano” o “Depresión de Verano”, pero menos frecuente.

Millones de adultos en los Estados Unidos podrían tener el trastorno afectivo estacional, aunque es posible que muchos no sepan que lo padecen. Este trastorno se presenta con mucha más frecuencia en las mujeres que en los hombres, y es más común en aquellos que viven más al norte, donde hay menos horas de luz durante el invierno. Por ejemplo, las personas que viven en Alaska o Nueva Inglaterra pueden tener más probabilidad de desarrollar el trastorno afectivo estacional que las que viven en Florida. En la mayoría de los casos, el trastorno afectivo estacional comienza en la edad adulta.

El trastorno afectivo estacional ocurre con más frecuencia en las personas con trastorno depresivo mayor o trastorno bipolar, especialmente trastorno bipolar tipo 2, que se asocia con episodios depresivos e hipomaníacos recurrentes (menos graves que los episodios maníacos típicos del trastorno bipolar tipo 1). Además, las personas con trastorno afectivo estacional tienden a tener otros trastornos mentales, como el trastorno por déficit de atención con hiperactividad, o algún trastorno de alimentación, ansiedad o pánico.

Los científicos no comprenden completamente qué causa el trastorno afectivo estacional. Las investigaciones indican que las personas con este trastorno pueden tener una actividad reducida de la serotonina, una sustancia química (neurotransmisor) en el cerebro que ayuda a regular el estado de ánimo. Las investigaciones también sugieren que la luz solar controla los niveles de las moléculas que ayudan a mantener niveles normales de serotonina, pero en las personas con trastorno afectivo estacional, esta regulación no funciona correctamente, lo que da origen a una disminución de los niveles de serotonina en el invierno.

Otros hallazgos sugieren que las personas con trastorno afectivo estacional producen demasiada melatonina, una hormona fundamental para mantener el ciclo normal de sueño y vigilia. La sobreproducción de melatonina puede aumentar la somnolencia.

Tanto la serotonina como la melatonina ayudan a mantener el ritmo diario del cuerpo que se relaciona con el ciclo estacional noche/día. En las personas con trastorno afectivo estacional, los cambios en los niveles de serotonina y melatonina alteran los ritmos diarios normales. En consecuencia, ya no pueden adaptarse a los cambios estacionales relacionados con la duración del día, lo que provoca cambios en el sueño, el estado de ánimo y el comportamiento.  Los déficits de vitamina D pueden exacerbar estos problemas porque se cree que esta promueve la actividad de la serotonina. Además de la vitamina D que se consume a través de la dieta, el cuerpo también produce vitamina D cuando la piel se expone a la luz solar. Con la menor cantidad de horas diurnas de luz solar, las personas con trastorno afectivo estacional pueden tener niveles más bajos de vitamina D, lo que puede dificultar aún más la actividad de la serotonina.

En México la tasa con probabilidad de sufrir TAE es mucho menor, sin embargo, puede haber otras causas referentes a esta estación del año que también nos induzcan a la “Depresión”.

Así, hay ciertas pautas y consejos que nos ayudarán a disfrutar de estas fechas:

  • No generar expectativas poco realistas acerca de cómo debemos sentirnos: aunque sean fechas en las que tenemos la idea de que todo el mundo es feliz, tenemos que adaptarnos a nuestra realidad, sin sentirnos en la obligación de cumplir los estereotipos propios de esta época del año.
  • Evitar compararnos con los demás: cada persona es diferente y su situación emocional y sus sentimientos también lo son, por lo tanto, no todos viviremos estas fechas de igual manera. Debemos evitar sentimientos de culpa o frustración por no ser como los demás o no haber alcanzado a realizar las metas del año que está por terminar.
  • Si hemos sufrido la pérdida de un ser querido: vamos a generar nuevas costumbres y actividades que no asociemos a la persona que ya no está, esto nos permitirá recuperar la ilusión.
  • Evitar la soledad: si además de nuestra familia, ampliamos nuestro grupo social, tendremos la oportunidad de hacer diferentes actividades que realmente nos motiven y nos apetezcan, así evitaremos el aislamiento.
  • Dedicarnos tiempo a nosotros mismos: normalmente en estas fechas tenemos más tiempo libre y aunque tengamos un mayor número de compromisos que en el resto del año, debemos tener tiempo para reflexionar y hacer un balance del año  para regalarnos a nosotros mismos algún gusto o capricho…..

Pero también es necesario estar alerta, si sentimos que la situación de bajo estado de ánimo, estrés o ansiedad persiste más de lo normal o es demasiado intensa, es hora de pedir ayuda y consejo profesional para que nos guíen en este proceso.  La ayuda psicológica nos permitirá conocer y gestionar adecuadamente nuestras emociones para que no lleguen a producirnos ese malestar y la sensación de no controlar la situación, permitiéndonos disfrutar de estas celebraciones de una manera acorde a nuestra situación y preferencias.

Un proverbio escandinavo dice: “El mal clima no existe, solo se trata de no llevar la vestimenta adecuada”. En otras palabras, la preparación adecuada y una actitud positiva pueden tener un gran impacto en su experiencia con el invierno.  Recuerda que lo primordial es encontrar un equilibrio en tu vida, para poder dar y recibir lo mejor en esta época decembrina.  Comencemos a celebrar la vida!!

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