Los perros guía logran salvar vidas al brindar libertad, seguridad y autonomía a quienes asisten, aseguró la especialista en comportamiento, manejo y bienestar animal de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ) de la UNAM, Lucía Pérez Manrique.

La experta en etología clínica de esa entidad académica destacó que los cuadrúpedos requieren de entrenamiento especializado y de un estrecho vínculo con la persona que auxilian.

Los perros deben tener obediencia especial, incluso puede vislumbrase cierto criterio en ellos, no son como robots, y así lo demuestran en cada obstáculo que encuentran a su paso: “frente algún inmueble, puesto, bache, una banqueta levantada, detrás de todo eso, ellos te guían”, dijo.

La académica es asistida por Kalinka, una bóxer de aproximadamente ocho años de edad que rescató de una azotea siendo cachorra.

“Hace un año tuve un accidente, me caí de seis metros al concreto, y parte de las lesiones que tuve hicieron que se me rompieran las fibras del nervio óptico, entonces perdí la visión del ojo derecho. A partir de muy malas experiencias que he tenido tratando de caminar alrededor de mi casa, para sostener mi autonomía, empecé a entrenar a la perrita, compré su arnés, y ahora me libra de obstáculos que ya no puedo ver de mi lado derecho”, relató la universitaria.

Lo anterior me ha permitido entender la falta de empatía de quienes miran convencionalmente. “Lo que percibo todos los días es que las personas te miran con la perra guía y no te dan el paso, por lo que hago un llamado a que lo hagan”.

Universitaria pionera

Silvia Lozada Badillo, egresada de la Facultad de Derecho de la UNAM, es la fundadora y directora de la primera Escuela para Entrenamiento de Perros Guía para Ciegos (EEPGC) en México y Latinoamérica, la cual cumplirá 25 años de funcionamiento.

“Ubicada en Culhuacán, ha sido un sueño cumplido, un cometido que empezó a gestarse hace 33 años. La verdad es que ha sido un gran desafío y reto cada día lograr que la escuela exista, y que estemos sirviendo a personas con discapacidad visual, por medio de la donación de perros guía que entrenamos. Hemos formado 135 binomios, y vamos por más”, resaltó.

Silvia forma desde hace cuatro décadas binomios con perros guía, han sido seis quienes le han dado libertad, independencia, seguridad, autoestima y, sobre todo, un desplazamiento ágil porque gracias a ellos ha sorteado los obstáculos que hay en la calle.

Esto la motivó a cursar la licenciatura en Ciudad Universitaria. “Estudié Derecho. Fue un honor estar en la Universidad, estar en esa Facultad, ahí cursé la licenciatura y tengo excelentes recuerdos de varios profesores, y también cuento con el privilegio de haber sido parte de la UNAM”, relató mientras Gibson la escolta y la aguarda Kitty, su perra guía actual.

Lozada Badillo sugirió a la sociedad que cuando vea un perro guía en la calle, admiren su trabajo, no lo acaricien, tampoco lo distraigan o le ofrezcan comida. “Si necesitan ayudar a las personas con discapacidad visual, por favor acérquese a ella, pero no distraigan al perro guía”.

Entrenamiento

Cifras de organismos no gubernamentales indican que existen en el mundo aproximadamente 500 millones de perros. Actualmente en México se registran más de 100 binomios humano-perro guía, porque hay pocas personas quienes faculten su capacitación.

Efrén González Bermúdez es uno de los contados adiestradores profesionales quien, durante 25 años, ha entrenado a los cuadrúpedos de la EEPGC y de gran parte del país.

Entrenar un perro guía requiere de numerosas horas, los animales son inteligentes y aprenden rápido, pero lo que puede ser complejo es que hay que llevarlos a tiendas, restaurantes, unidades de transporte público, incluido el Metro, y eso es lo que genera gastos; es más compleja la logística que se necesita, que el mismo adiestramiento, aseveró.

“La EEPGC no es la única que provee de perros guía a nuestro país, la cual los otorga en comodato (préstamo), también provienen del extranjero, nosotros tenemos alrededor de 50 perros activos. Tan solo en Estados Unidos hay aproximadamente diez escuelas, y este adiestramiento se da sobre todo en naciones de primer mundo. En México hace 25 años éramos la única escuela en el país y a nivel Latinoamérica; actualmente hay más proyectos”, expuso.

González Bermúdez explicó que también existen algunos que no se “gradúan” como guías. “No deben ser temerosos, pero tampoco agresivos, deben tener un temperamento estable, con equilibrio, excelente socialización, que en la calle no se sobreestimulen con el tráfico y la gente”.

Para el experto, significa un gran compromiso porque no solamente se trata de entrenarlo y entregarlo a una persona, sino también darle seguimiento a ese binomio, que “labora” aproximadamente ocho años.

Luz y sombra

En Europa, luego de la Primera Guerra Mundial, se impulsó el entrenamiento y uso de los perros asistentes como guías. En México, según un diario de circulación nacional, en 1968 había solo 30 perros guía que fueron entrenados y donados por Estados Unidos, cuyo valor –de cada uno– era de 10 mil pesos de entonces.

En marzo de 2018 la Cámara de Diputados aprobó el dictamen de la Ley de los Derechos de las Personas Usuarias de Perros Guías y Animales de Servicio, en la cual se estipula que los lazarillos pueden ingresar a casi cualquier lugar o servicio público.

Las únicas restricciones son: zonas de manipulación de alimentos, quirófanos, cuidados intensivos, piscinas, zonas de restauración y algún otro de lugar con medidas higiénicas especiales.

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