Por Zuleyka Franco
La Navidad es una festividad religiosa en la que se conmemora el nacimiento de Jesucristo y se celebra el 25 de diciembre de cada año. De hecho, la palabra Navidad como tal, procede del latín “nativĭtas” o “nativatis” que significa ‘nacimiento’.
Actualmente, la Navidad se celebra en muchos lugares y de formas muy distintas. En general, una de las características actuales de la Navidad es el consumo, en especial de regalos y obsequios, aunque éste, no es el significado auténtico y muy al contrario, responde a una manifestación de ciertos valores humanos que durante el año se mantienen más o menos en el olvido.
La Navidad es uno de los momentos más esperados para muchos de nosotros, porque significa el reencuentro con la familia, la convivencia con los hijos, con los nietos, con los amigos y con todo aquello que se acerca al calor de hogar. El árbol navideño tiene un significado cristiano aunque su uso se ha generalizado en personas de distintas creencias.
Navidad significa nacimiento, así que creo en particular, que en los últimos dos años, su significado es aún más emotivo y lleno de esperanza; porque fue el nacimiento de la fe de muchas familias que perdieron a sus seres más queridos, familias completas que colapsaron con una enfermedad que no respetó edad, género, estudios, posición económica o social, ni nada que tuviera que ver con otra cosa que no fuera la buena salud.
Valores como la solidaridad, la unión, el amor, la paz y la esperanza son más propios de la época de Navidad, y se encuentran representados en muchos de los símbolos y decoración que año con año nos acompañan estas fiestas decembrinas como el Árbol, el Pesebre y la Corona Navideña.
El árbol de Navidad hace referencia al árbol del Paraíso, al pecado original y a la figura de Jesús como redentor de los pecados, pero también la hoja perenne es un símbolo de la vida eterna. Los adornos típicos del árbol como la Estrella, es símbolo de guía, en referencia a la estrella de Belén; las Esferas, originariamente manzanas, refieren a las tentaciones; las Guirnaldas y Espumillones, son símbolo de unidad y alegría; las Luces, originalmente velas, simbolizan la luz de Jesús que ilumina el mundo. El Pesebre, también conocido como Nacimiento, es un símbolo importante de la Navidad. Las figuras esenciales dentro del pesebre como la Virgen María, San José y el Niño Jesús, además de los tres Reyes Magos (Melchor, Gaspar y Baltazar) representan la llegada de Jesús al mundo. La Corona Navideña, también llamada Corona de Adviento, está hecha con ramas de pino o de abeto. En ella se colocan cuatro velas, una por cada semana y es utilizada para representar el Periodo de Adviento de cuatro semanas que preceden la llegada de la Navidad.
Por otro lado, el agradecimiento es la emoción más saludable y enriquecedora para el organismo. Es la virtud de reconocimiento, valoración y respuesta justa. Además de hacernos sentir bien, es buena para la mente y el cuerpo. Pocos valores hay más beneficiosos. Y es en un día como hoy, que un abrazo cobra sentido, una palabra reconforta, los buenos deseos se vuelven esperanza y la cercanía con nuestros seres queridos se vuelve uno de los mejores regalos que hayamos tenido en mucho tiempo.
La vida se había vuelto tan estresante, el tiempo no nos alcanzaba, las actividades que cada uno de nosotros teníamos se convirtió en lo más apremiante, mientras que la convivencia con la familia, los hijos y los amigos, pasó a un segundo plano, para el cual jamás había el suficiente tiempo libre. Así que una vez más, la vida nos tuvo que recordar lo que realmente es importante para cada uno de nosotros; la salud… Perdimos familia, padres, hijos, hermanos, amigos y nuestro mundo se cimbró.
Nos dimos cuenta que no importaba cuánto teníamos en nuestra cuenta de banco, los estudios profesionales logrados, si éramos exitosos o no, si nuestra belleza física, los kilos de más o menos en nuestro cuerpo, las propiedades y todo lo material en esta vida, no serviría de nada si no teníamos Salud. Y el terror se apoderó de nosotros, el miedo nos paralizó, tuvimos que aislarnos de las personas más queridas, cubrir nuestros rostros para aparte de no poner en peligro nuestra vida y la vida de las personas a nuestro alrededor, no dejar ver nuestras emociones en tantos rostros conocidos. Ésas que muchas veces no queríamos externar por la preocupación de mostrar nuestros sentimientos a los demás, porque la moda era no sentir, ni aceptar cuando estas triste o feliz o más aún, para que no se den cuenta de que estás enamorado. Nuestro deseo se había hecho realidad, ya no teníamos que fingir, ni esconder nada, porque algo cubría nuestros rostros y nuestras emociones sin mayor esfuerzo.
Pero los días pasaron, semanas, meses y ahora podemos decir años, y gracias a esa sacudida que nos dio el universo, nos hemos dado cuenta que lo más importante es el aquí y el ahora, que un abrazo, una palabra y el estar presente en la vida de los que amas, así como una buena salud es lo único y lo que más se valora.
La Navidad es el mejor momento para comenzar de nuevo, para cerrar un ciclo que nos dejó experiencias dolorosas, miedos profundos, tristezas, y abrir otro en donde la esperanza, la fe, el agradecimiento y el reconocimiento de las personas importantes para nosotros debe de ser lo primordial. Recordar que un te amo puede acariciar el alma, que una sonrisa puede iluminar tu día y el de alguien más, que un gracias puede hacer la diferencia y que lo esencial para ser feliz no tiene nada que ver con algo material.
Navidad, nacimiento, renacer, volver a creer, volver a comenzar, renovarnos. Cuántas veces hemos querido hacerlo, comenzar de nuevo. Hagámoslo, pero con un sentido diferente, con la enseñanza que los últimos años nos ha dejado. ¿Cuál ha sido la tuya?
Hoy te deseo la mejor de las navidades. No porque haya manjares en tu mesa, ni porque los regalos llenen tu árbol, sino porque la salud esté presente contigo y tu familia, las sonrisas inunden tu mesa y los buenos momentos se queden como tus mejores recuerdos.
Ríe mucho, abraza fuerte, di te amo. ¡Vive!
¡Feliz Navidad!