24 de Febrero Día de la Bandera
Por Zuleyka Franco
La Bandera Nacional surgió y se transformó a la par de los acontecimientos históricos del país. Con la independencia de España, se hizo necesaria la adopción de símbolos que reflejaran las condiciones políticas y las características sociales y culturales de los mexicanos, para sentar las bases de la nación mexicana. El Día de la Bandera Mexicana fue establecido el 24 de febrero de 1934, pero no fue sino hasta 1940 cuando se reconoció la fecha oficialmente por el presidente Lázaro Cárdenas del Río.
Según la Secretaría de Gobernación, la bandera, el escudo y el himno representan los valores y la historia de los pueblos, que sumados a las costumbres y tradiciones crean un sentido de pertenencia y contribuyen a consolidar nuestra identidad. Asumir nuestro sentido de pertenencia a la humanidad significa tener plena conciencia de que somos parte del mismo planeta y, por consiguiente debemos tomar medidas encaminadas a la práctica de valores éticos que respeten las demás identidades culturales.
De acuerdo con un reporte de LinkedIn para que exista sentido de pertenencia las personas necesitan que sus logros sean reconocidos; expresarse libremente; sentir que sus contribuciones son valoradas; sentirse cómodos de ser ellos mismos; una comunicación transparente, y sentirse valorados como personas
Ahora, ¿qué tiene que ver nuestra bandera y los símbolos nacionales con nuestro sentido de pertenencia y qué tan importante es esto para construirnos como seres humanos?
El concepto de sentido de pertenencia es esencial para construir la identidad y la subjetividad de una persona. Hablamos así de elementos que nos hacen sentir parte de algo colectivo, grupal, que nos da subjetividad pero en el entorno de un grupo de personas con las que podemos compartir un sinfín de cosas. La individualidad se construye en conjunto con otras personas.
Cuando intentamos definir el concepto de sentido de pertenencia nos encontramos con un dilema muy importante: el pertenecer nos habla de ser parte de un grupo, de un colectivo de personas. Aquí debemos entonces señalar que nuestra individualidad es en gran parte aportes que elegimos nosotros tanto a nivel consiente como a nivel inconsciente y la construcción que hacemos de ella es absolutamente única en cada caso.
Como seres sociales que somos, está claro que sentirnos parte de un conjunto o de un colectivo social nos ayuda a subir nuestra autoestima, a sentirnos reconocidos, etc. El sentido de pertenencia social se puede hacer presente de muchas maneras diversas: uno puede sentirse parte de una nación, de una religión, de una convicción o creencia política o simplemente ser admirador en conjunto con otras personas de determinados estilos y grupos artísticos, deportivos o culturales.
El sentido de pertenencia también puede construirse en base a colectivos sociales que determinan nuestra vida, por ejemplo como pasa con el colectivo LGBT que agrupa a aquellas personas que escapan a las reglas del patriarcado, o al feminismo, determinadas agrupaciones sociales y de protesta, etc. Todos estos ejemplos son claros en lo que hace a que una persona se sienta acompañada y parte de algo mucho más fuerte que la identidad individual.
Desde siempre, los Estados locales o nacionales han necesitado generar y consolidar sentimientos de pertenencia que tuvieran que ver con identificaciones más emocionales que racionales. Las mismas han variado en gran parte según el contexto histórico, pero han ido desde lo político (por ejemplo, la necesidad de construir una identidad o pertenencia nacional) pasando por lo religioso (como cuando la religión se ha convertido en un elemento definitorio de la pertenencia a una comunidad) hasta lo social (cuando determinados movimientos políticos llegan al poder y construyen identidad de clase desde allí). En todos los casos, tiene que ver con la necesidad de aglutinar a las poblaciones detrás de ciertas ideas, convicciones o sentimientos que nos hacen sentir plenos y acompañados por muchos otros individuos.
Sin duda el sentido de pertenencia en nuestros hijos es de los más importantes, tanto para fortalecer nuestra relación con ellos, como para que a lo largo de sus vidas, se desarrollen en un entorno de confianza en sí mismos y que sepan que sus redes de apoyo y necesidades emocionales se encuentran cubiertas.
Los niños, desde que nacen, necesitan pertenecer, sentir que forman parte de la familia, sentirse queridos, protegidos y amados. En ocasiones, a pesar de estar rodeados de la gente que aman, los pequeños (y también nosotros los adultos) pueden llegar a sentirse solos. Para evitarlo, se les debe hacer partícipes de las cosas que suceden en la familia, ayudándoles a desarrollar el sentido de pertenencia. El sentimiento de soledad puede generar el desarrollo de conductas inapropiadas en niños y niñas. Al buscar cubrir esa necesidad de pertenencia, se suelen comportar de modo inadecuado, creyendo que puede resultarles útil para lograrlo. Cuando los niños se encuentran en esta búsqueda, desarrollan una creencia equivocada sobre sí mismos y actúan conforme a esa creencia.
Enseñar desde casa y la escuela a nuestros niños el sentido de pertenencia ayudará en gran medida a comenzar a dar un sentido positivo a sus vidas. Los estudiantes que reportan un alto sentido de pertenencia en la escuela por ejemplo, generalmente se esfuerzan más y están más motivados. En cambio, un bajo sentido de pertenencia se asocia a comportamientos negativos y a más probabilidades de abandono escolar.
Así que este 24 de Febrero, Día de la Bandera, no dudes en festejar a nuestro Lábaro Patrio, ya sea con tus hijos en casa o desde tu lugar de trabajo; recordar que “PERTENECEMOS” a México, sin duda nos hará sentir que formamos parte de un grupo de personas que ante la adversidad siempre se han levantado como pueblo, como familia, como nación, y que a pesar de los tiempos difíciles que seguramente están por venir, nuestra unidad y pertenencia siempre será más grande que cualquier cosa que se nos presente. ¡Sintámonos orgullosamente Mexicanos!