Por Zuleyka Franco
La figura materna es de las más importantes en nuestra sociedad, así como en muchas culturas a lo largo del mundo. La madre representa desde la pureza, la bondad, la delicadeza y el amor, hasta la fortaleza, la valentía, la resiliencia, entre muchas otras.
Ahora bien, los linajes maternos no sólo en México, sino a lo largo y ancho del planeta, son tan importantes como el contexto mismo de nuestra vida. La relación con tu madre marca cómo será tu relación con tu cuerpo y con la comida por ejemplo, ya que la madre representa la vida y el alimento. De ella aprendemos desde su ejemplo y relación con su cuerpo y la comida a hacerlo igual de bien o mal.
Si vemos a una madre que se obsesiona por su peso, su aspecto, que no come bien, omite comidas o ingiere en exceso, tú lo integrarás desreguladamente. Si la madre tiene un TCA (Trastorno de Conducta Alimentaria) en cualquier modalidad, tú repetirás ese trastorno.
Pero además, esto es súper interesante, ya que la madre representa el alimento “simbólico”. Si mamá te rechazó (incluso en el vientre antes de nacer), te sobreprotegió (rechazo desde otra mirada), o no te dio esa atención, comprensión, ternura, etc., buscarás por consecuencia en el alimento ese refugio, el cariño, la ternura o validación de la que se te privó y que no recibiste. Ningún alimento saciará ese vacío interno. Por tanto, si mamá no te aceptó o amó como te hubiera gustado, seguirás buscando fuera algo o a alguien que llene esa carencia. Por otra parte, hablando de la delgadez (heridas de abandono y de rechazo), su raíz emocional va encaminada a querer desaparecer, escabullirse, pasar desapercibido (evito ser abandonado o rechazado). La pregunta que se deberán estar haciendo es, si es la misma raíz, ¿por qué una persona engorda y la otra no? Es probable que la persona que no gana peso tan fácilmente sea más emotiva, activa y autoexigente o perfeccionista, por tanto, la Herida de Injusticia se hará presente y le hará engordar menos (recordemos que la herida de injusticia tiene un gran control sobre todo su aspecto físico y la ingesta).
El linaje materno afecta no sólo en la relación con la comida, también puede afectar repitiendo patrones conductuales, atrayendo relaciones de abuso o abandono de una pareja, tener una vida en soledad, divorcios o viudez, problemas para concebir, miomas y enfermedades uterinas, hasta una mala o nula relación en concreto con la madre. Existen bloqueos, lealtades familiares en el Clan y en el linaje femenino condicionándonos a todas estas situaciones; la buena noticia, es que se pueden trabajar y liberar. Mamá es el origen de cualquier relación que tendremos con otros sistemas más amplios como el matrimonio, los hijos, las deudas, entre muchas otras. Las Deudas por ejemplo, son los reclamos que tenemos hacia nuestra madre, no importa si han sido expresados o no, si estos reclamos se mantienen en el tiempo sin solución, la solución inconsciente es acumular deudas, ya sea que las adquieras o que te deban y no te paguen. Las deudas también simbolizan el amor y los abrazos que sientes no haber recibido por parte de mamá, la búsqueda afectiva de la que hemos hablado, ya que las deudas, cuando son representadas en la vida real son algo así como “yo debo dinero, pero a mí me deben amor”. Las deudas también aparecen cuando sientes que mamá o la vida te debe algo, tu inconsciente vive pensando en lo que no recibiste, así que las deudas se mantendrán hasta que sueltes la idea de que debes recibir eso que crees que te deben.
Las consecuencias de crecer sin amor y sin la comprensión materna son muchas. Una madre amorosa y presente cría a un hijo que se siente apoyado y comprendido. Este niño aprenderá que las relaciones entre las personas son afectuosas y estables, que el mundo es un lugar de oportunidades para ser explorado. Tiene un apego seguro porque está bien cuidado y sabe que puede contar con el apoyo de su madre, se siente protegido. Cuando esta relación falla o no existe su apego será inseguro, tendrá dificultades para establecer límites, tendrá baja inteligencia emocional, tendrá falta de confianza en los demás, tendrá una sensibilidad extrema, además de ser incapaz de ver y reconocer sus virtudes.
Es importante reconocer qué tipo de relación tienes con tu madre, pero también qué tipo de madre tienes, ya que aunque no lo creas, también existen las madres Narcisistas, estas son, las que no empatizan ni son comprensivas con los hijos, ni consigo mismas; las que envidian los logros de sus hijos o no quieren que las superen y desean tener a un hijo dependiente y necesitad@; no asume su responsabilidad o culpa de sus actos hacia sus hijos, pero tampoco te exige o ayuda a que tú lo hagas; quiere que la vida de sus hijos gire en torno a ella, quiere sentirse vista, atendida e idolatrada; tal vez puede llegar a ser bondadosa pero para manipular a sus hijos, además también puede mostrarse crítica y humilladora con sus hijos, amigos y pareja, al final el resultado que busca siempre es el mismo, que estén sólo para ella; no hay un vínculo emocional, sólo un interés de atención por su parte y por el lado de los hijos hay miedo, dependencia, lealtad unida a un interés material, social o laboral; quieren que estén a su servicio y complazcan esa demanda de atención excesiva (fruto de baja o nula autoestima).
Para comenzar a sanar nuestros linajes femeninos es importante saber, que tal vez tu madre esté herida. Una madre puede tener heridas de abandono que no ha sanado y podríamos estar viendo a una madre que te habla y enseña desde su herida y su dolor. Muchas veces las heridas son transgeneracionales en tu linaje femenino. Estas conductas en tu madre pueden hacer que la relación con ella llegue a ser tóxica. Hay muchos tipos de madres tóxicas, como la sobreprotectora, la frustrada o no realizada, la generadora de conflictos, la negligente en tus cuidados básicos, la inestable emocional, hasta la ausente física o emocionalmente. Recuerda que no todas las madres desempeñan su rol de madre de manera beneficiosa para sus hijos, pero es importante entender que todas estas conductas son el resultado de su dolor no sanado, de sus heridas de infancia y de su trauma ancestral con su linaje femenino.
Estamos conectados a nuestros padres, simbólicamente representan la vida porque venimos de ellos, añadida la energía de tu árbol genealógico que nos hace ser leales de forma inconsciente a patrones de pareja. La energía no se corta, por ello, hay que abrir paso a cerrar ciclos y transmutar y liberar energías que vivieron nuestros linajes como pareja, con ese cambio de energía cambiamos la lealtad inconsciente que tenemos con ellos y que nos aboca a repetir historias parecidas. Al liberar y transmutar energías inconscientes, te liberas de que dirijan tu vida y pasa a ser una energía consciente.
Si vives en lealtad al dolor de tu madre, seguirás sufriendo desde su mirada, estarás en dependencia desde el rol de “salvador@” olvidándote de ti mismo y de tu propia felicidad. Tu madre tal vez aprendió a ser dura, a tolerar faltas de respeto, a no mostrar dolor y luego vivir en base a críticas, con ansiedad, estrés, con juicios y culpas, pero tú puedes reparar y vivir en consecuencia al amor.
Cuando repares muchas personas se irán de tu vida y otras entrarán, se empezarán a cerrar ciclos y viejos duelos, comenzarás a tener nuevos pensamientos y creencias que rehagan patrones de luz y cambio, comenzarás a responder distinto y saldrás de tu modo automático, podrás sentir malestares físicos pero es normal porque forman parte de un proceso de cambio; después de eso actuarás y sentirás con más consciencia. Reconocerás, aceptarás y honrarás a todas las mujeres de tu linaje femenino y agradecerás.
Es un proceso de empoderamiento donde se abre paso a crear la vida que realmente quieres.
Sólo tú en consciencia, amor en ti y sanando tu vínculo materno, podrás hacerlo.
¿Quieres intentarlo?