Por Luis Felipe García Chávez
Marcelo Ebrard hizo retumbar a la cúpula de Morena denunciando incumplimientos e irregularidades en el proceso de elección del coordinador de la defensa de la 4T.
El alcance del operativo político puesto en marcha por el ex canciller tendría como propósito, al parecer, garantizar parasí la nominación del partido en el gobierno.
Si como afirma, cuenta con las pruebas sobre las irregularidades documentadas y que tendrían que venir desde el más alto nivel gubernamental y, consciente como está, de que en el caso de no aprovechar la oportunidad que ahora se le presenta, la opción de hacerse con la Presidencia quedará cancelada para él; su hoy se convierte en un ahora o nunca.
Marcelo Ebrard, con su experiencia, puede tener plan B: construye una narrativa dejando registro con sus acusaciones de que los dados están cargados, descalifica a la Secretaría del Bienestar, a Mario Delgado y a Claudia Sheinbaum, donde parece que el mensaje tendría un solo destinatario: el Presidente.
La historia entre Marcelo Ebrard y López Obrador se escucha ambivalente, desde que el primero siempre hace lo que le pide el mandatario, cómo fue el cederle la candidatura presidencial en el 2012, hasta que él también ex jefe de la Ciudad de México se le reveló en un momento, castigando al tabasqueño con los apoyos que le dirigía al movimiento.
Dejaremos para otro momento el acercamiento que, – se dice insistentemente-, tiene con el Senador y nuestro líder Dante Delgado.
Todo lo anterior ha generado un escenario incierto en el que cada día cuenta, produciendo, -al menos mediáticamente-, la posibilidad de ruptura o validación de lo que él mismo Ebrard ha llamado “simulación” preelectoral.
Luis Felipe García Chávez
Fue director de Desarrollo Económico del Municipio de Toluca, activista en materia de bienestar animal y actualmente participa como Coordinador de la Comisión operativa de Movimiento Ciudadano en Toluca.