Por Argonmexico

La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural destacó la y el Sistema de Milpa Intercalada con Árboles Frutales (MIAF) como dos principales innovaciones y medidas para combatir los efectos de la sequía, recuperar la salud de los suelos y mejorar la productividad de las comunidades rurales de México.

Al participar en el segundo Congreso Interamericano de Agua, Suelo y Agrobiodiversidad (CIASA) en Ciudad Obregón, Sonora, el especialista del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), Ernesto Cifuentes Ibarra, dio a conocer la plataforma que combate la sequía a través de sistemas de riego a gran escala basados en tecnologías de la información.

Este modelo responde a la deficiente capacidad técnica, infraestructura en mal estado, baja eficiencia en el uso de agua de riego y un modelo de gestión obsoleto, que los técnicos emplean para autorizar el volumen de agua solicitado por los productores sin haber realizado un análisis técnico previo.

Ante esta problemática, el Instituto desarrolló una plataforma computacional operada por internet para la gestión integral del riego a gran escala, calibrada y validada con alto nivel de precisión, funciona bajo cualquier condición climática y puede vincularse con otras herramientas tecnológicas como sensores remotos.

El experto dijo que este sistema ha generado hasta 40 por ciento en maíz y sorgo y 30 por ciento en papa y frijol en parcelas de Sonora y, como parte de los resultados, han sido incorporados nuevos cultivos como nogal, trigo, soya y cítricos.

El investigador titular del Programa de Fertilidad de Suelos y de Nutrición Vegetal del INIFAP, Rigoberto Zetina Lezama, expuso el Sistema de Milpa Intercalada con Árboles Frutales (MIAF) para detener la pérdida de suelos en terrenos de laderas, mejorar la alimentación de las familias rurales y generar ingresos a corto, mediano y largo plazos.

Dio a conocer que al menos cuatro millones de hectáreas, equivalentes a 40 por ciento de la producción nacional, pertenecen a pequeñas unidades de producción y éstas se encuentran bajo condiciones de temporal y en algunos casos malas prácticas de manejo.

Sostuvo que muchas de ellas se encuentran ubicadas en laderas con alta presión climática y, en conjunto con la disponibilidad de insumos, la falta de maquinaria agrícola y de asistencia técnica, han provocado carencias de alimentación y recursos para poder sacar adelante sus necesidades básicas.

Es por ello que el INIFAP y el Colegio de Postgraduados (Colpos) promueven el Sistema MIAF en diversos estados, a través de más de 50 módulos establecidos en los estados de Puebla, Veracruz, Oaxaca y Chiapas, donde se han realizado eventos demostrativos, cursos y talleres para técnicos y productores sobre el trazo de las hileras de árboles y establecimiento y manejo de frutales.

Experiencias agrícolas en común.- La secretaria de Agricultura y Ganadería de Honduras, Laura Elena Suazo, compartió el caso de éxito de la Cooperativa “Café Orgánico Marcala Sociedad Anónima” (COMSA), organizada por pequeños productores y su actividad está basada en la responsabilidad social y ambiental.

Destacó que en esta cooperativa se aplica el modelo de “Finca Humana”, sustentado en el cambio de conciencia en las personas y de la sociedad, mediante la implementación de valores como la justicia, solidaridad, la paz y la reconciliación del ser humano con la madre tierra.

En la comunidad de Marcala se montó un esquema de trabajo en equipo, innovación, liderazgo, educación y producción sostenible orgánica de café. Actualmente, el COMSA apoya a mil 600 productores en cinco mil hectáreas de café, genera 20 mil empleos por año y exporta más de 500 contenedores a Norteamérica, Europa y Asia.

Y que Honduras es un país cafetalero con 102 mil productores, de los cuales, el 90 por ciento se dedican a este sector y genera un millón de empleos entre la recolección, procesamiento del café y el transporte. En el ámbito económico, genera hasta mil 500 millones de dólares en divisas, es el principal rubro de exportación agrícola y aporta 5.0 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) nacional y el 35 por ciento del PIB agrícola.

La especialista del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) de Chile, Vivian Barahona Leiva, resaltó la estrategia de extensión y transferencia tecnológica para promover la alfalfa en regiones del centro y sur de Chile, donde sólo se proveen de agua a través de la lluvia.

Un grupo de expertos de dicho Instituto propuso trabajar con leguminosas, por su capacidad de profundizar con raíces vigorosas, mejorar la estructura del suelo, aportar nitrógeno y ser capaces de resistir el pastoreo.

Para remarcar que seleccionaron el cultivo de alfalfa, debido a su alta capacidad de enraizamiento, y expertas han sembrado en suelo granítico subsolado con resultados que arrojan raíces de un metro y medio de profundidad y en parcelas de Europa y Australia han alcanzado hasta siete metros.

En los últimos 10 años –uso de relieve–, el INIA ha demostrado empíricamente la alta adaptabilidad de la alfalfa a ambientes marginales en la zona centro sur de Chile y se ha evaluado germoplasma capaz de persistir durante más de seis temporadas de crecimiento en suelos graníticos en condiciones de secano con 500 a 800 milímetros de lluvia anual.

Las estimaciones de productividad anual indican que la alfalfa puede producir de dos a seis toneladas por hectárea en el año de establecimiento y de seis a 16 toneladas por hectárea durante el segundo año.

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