Por Angélica Rangel

El Hospital Veterinario de la Ciudad de México nació como resultado de una promesa electoral del ex jede de Gobierno Capitalino Miguel Ángel Mancera, cuya inauguración fue aplaudida por asociaciones de veterinarios y protectoras de animales que respaldaron la idea de que las mascotas debían recibir atención médica avanzada, al mismo nivel de un hospital veterinario privado, pero mucho más accesible por ser de índole público.

Sin embargo, desde hace un mes, este hospital es apenas la sombra de lo que fue hace un tiempo. El cambio de administración evidenció las problemáticas administrativas y operativas que le fueron heredadas del gobierno anterior, mismas que no subsanaron en el momento y que hoy hacen que el funcionamiento del hospital sea limitado. Se dice que no hay autorización para usar el equipo radiográfico, tampoco se cuenta con servicio avanzado de laboratorio y se carece de farmacia, por lo que sólo se atiende a la mitad de los pacientes y de manera general.

Anteriormente se daban un promedio de 250 consultas al día, hoy sólo la tercera parte, además que recortaron al personal de limpieza.

El ahora senador Miguel Ángel Mancera responde a las acusaciones que responsabilizan a su administración de la situación actual del hospital: “Desconozco si hubo o no errores preguntes a quienes están ahí. El lugar funcionaba perfectamente, tan es así que debe de seguir trabajando porque así lo pide la comunidad.”

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