Por Socorro Valdéz

Las opciones son casi nulas. Caminan solos, sin defensa ni apoyo. Por un lado cacicazgo eterno, con todos sus males. Por otro, mezcla de actitudes: despotismo, abusos y falta de transparencia. Para ellos, esperanza que se esfuma, que se desvanece.

Organización que costó crecer poco a poco, que llegó a enfrentar a otra, y ahora se desploma abruptamente. Hombre y mujer, se igualan en liderazgos, pero también en abusos y decepción para otros.

Muestran equidad en acciones y en actitudes que lastiman a ellos que los impulsaron. Son iguales ante el abuso, ante el poder. Son iguales, muy iguales. Primero embelesan, muestran arrojo, liderazgo y luego, ¡decepcionan!

Dos dirigentes creados por ellos, con respaldo de manos trabajadoras. Con impulso para su defensa ante los embates laborales, ante el ninguneo dirigido desde una estructura. Y hoy, los abandonan, los ningunean también.

Los insultan, incluso los usan para sus beneficios personales. Los vulneran con un poder desequilibrado. Ambos menosprecian el eslogan: “familia Metro”. Uno con su Espino (sa) actitud, otra con no Blanca, sino guillada, que trastocó su“juicio”. Ella no tan lideresa y menos democrática. Él tampoco tan nacional ni tan dirigente. Ambos perdieron un Sistema (Transporte Colectivo).

Ambos fracturaron una ¡Familia! (Metro) Son diferentes en género, pero iguales en acciones que deja sin defensa, sin apoyo, sin esperanzas a quienes los impulsaron a crecer. Él necesitó años, ella, sólo uno y medio para destruir la esperanza en la organización sindical, en los liderazgos, en la ¡Democracia!..Liderazgo y democracia, estatutos y comité, que redujo en banalidades de remodelación de un espacio, que no es sindical y sí, muy independiente, incluso arbitrario en decisiones…¡Escucha!

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