Por Angélica Rangel

Karl Marx tuvo una educación privilegiada y envidiable, lo que lo llevó a ubicarse entre los economistas clásicos de los siglos XVIII y XIX.

Su padre lo inició en la educación, abogado de lector de Rousseau, Voltaire y Kant. Marx se formó en este ambiente hasta su primera obra, su tesis doctoral en Filosofía en la Universidad de Jena, que abordaba la comparación de la filosofía de la naturaleza de Demócrito con la de Epicuro. Más tarde, en la Universidad de Berlín, estudió Derecho, Filosofía y, más tarde, en Francia, Economía.

Además del ambiente familiar y social tan favorable a su desarrollo intelectual, su época fue iluminada por las ideas que siguieron a la Revolución Francesa.

Su padre, Herschel Levy, quien tuvo que cambiar de religión y nombre al de Heinrich Marx, para ejercer como abogado en Prusia, aplicó el principio de Kant en la educación de sus hijos sobre la autonomía de la persona y el derecho de todos los hombres a participar en los asuntos del Estado. Esa fue una influencia sumamente determinante para la formación de Marx como filósofo, economista, historiador y activista político.

Una idea poderosa en su educación durante su estancia en la Universidad de Berlín vino de los discípulos de Hegel, según la cual el desarrollo de las sociedades es permanente y en constante cambio, incluyendo ideas e instituciones. Pero más tarde, a diferencia de Hegel, Marx concluyó que la sola fuerza que determina el cambio es material y económica.

Su materialismo dialéctico es el modelo que utiliza para interpretar los grandes cambios históricos y las transformaciones antes y después del capitalismo, incluyendo las varias etapas de este.

Para los economistas interesados en la teoría, su análisis del modo de producción capitalista fue lo fundamental de su aportación. Cuando su teoría nació, sin embargo, ya había una fuerte corriente de grandes economistas ingleses que le había precedido y que continuaba en boga y con el desarrollo de temas económicos en constante evolución, desde Adam Smith, David Ricardo y Thomas Robert Malthus, hasta seguidores de ellos.

Marx publicó mucho más tarde su primera obra económica, Contribución a la Crítica de la Economía Política, hasta 1859, y el primer volumen de El Capital en 1867.

Su énfasis en el modo de producción introdujo una categoría de análisis que hasta entonces no estaba presente en los economistas clásicos, es decir, la diferenciación del modo de producción capitalista de otros modos que existieron anteriormente, incluyendo el feudalismo. Aunque tanto en los clásicos como en Marx el trabajo es la fuente de toda acumulación de medios de producción, el modo marxista de producción tiene características que lo hacen diferente de otros modos de producción. 

En el capitalismo el trabajador es libre y no esclavo ni siervo y con esa libertad vende su fuerza de trabajo a cambio de un salario. Este intercambio tiene lugar en un sistema bien definido de relaciones sociales.

Marx había planteado el surgimiento del socialismo sólo a partir de una economía industrial evolucionada y no de una economía agraria, como era Rusia al punto de su revolución. Hoy es un hecho el desplome del modelo económico soviético y la reconversión de propiedad estatal a producción privada, tanto en Rusia como en Europa del Este.

En varios sentidos, Marx subestimó la gran capacidad que tiene el sistema capitalista para superar sus crisis y seguir evolucionando dentro del mismo patrón de propiedad privada y libertad para vender y comprar. Es cierto que el actual capitalismo es muy diferente al que conoció Marx y sobre el cual hizo sus estudios, pero lo esencial se ha mantenido.

La teoría económica de Karl Marx es hoy una especialidad y sólo en algunos países y en algunas universidades. No hay duda de que su conocimiento es enriquecedor para los economistas, asícomo también lo es el de los grandes economistas clásicos, pues muchos de los temas que debatieron siguen vigentes.

Karl Marx, como los economistas clásicos de los siglos XVIII y XIX tiene un sólido lugar en la historia y la teoría económicas. Y muchas de las cuestiones que plantea siguen hoy ocupando a teóricos muy respetables en todo el mundo, sobre todo cuando trata fenómenos económicos de muy largo plazo.

El segundo centenario de su nacimiento es una buena razón para reflexionar en la importancia de la época en la que surgieron este y otros grandes personajes de la historia.

 Con información de elimparcial.com

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