Por Angélica Rangel

Cada 24 de junio la Iglesia Católica celebra el Día de San Juan, santo que es el único al que se le festeja en su fecha de nacimiento.

Juan el Bautista, hijo de Isabel y primo de la Virgen María, nació seis meses antes que Jesús, por ello su celebración tiene lugar el 24 de junio.

De acuerdo a la creencia popular, la cual viene de la época colonial, cada 24 de junio en la zona central de México cae una fuerte precipitación conocida como el “cordonazo de San Juan”, con la que inicia la temporada de lluvias.

Durante junio se realizaban los festejos al Dios Tláloc, por ello, los evangelizadores quisieron empalmar esta celebración mesoamericana con el Día de San Juan.

“La fusión de tradiciones fue posible gracias a que algunas celebraciones del calendario cristiano, se empalmaban con las fiestas prehispánicas dedicadas a los dioses, como el caso de la adoración a Tláloc, —entre los meses de junio y septiembre— que coincidían con las festividades en honor a San Juan o San Miguel Arcángel”

… se menciona en la página del INAH.

Además, algunas personas acostumbran durante este día sumergir, a modo de bautizo, la figura del santo en un río, mientras que otros aprovechan esta fecha para pedir o agradecer por temas de salud, amor y abundancia.

En algunos lugares tienen la creencia que recoger agua de lluvia el 24 de junio y mojarse el cuerpo con agua de rocío atraerá grandes bendiciones. También se piensa que cortarse el cabello en la noche de este día y luego ponerlo en sábila hará que el pelo crezca rápido y saludable.

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