Por Anai Ruiz

Las mariposas monarca son una de las especies más importantes en los ecosistemas de México. Tras el frío y el invierno, estos insectos viajan alrededor de cuatro y cinco mil kilómetros desde Estados Unidos y Canadá para hibernar en México, llegan a los bosques de oyamel de los estados de México y Michoacán.

Se reproducen durante la primera quincena de febrero, y antes de regresar al norte, las hembras depositan sus huevecillos en plantas de algodoncillo en la frontera entre México y Estados Unidos.

El algodoncillo es la única planta que las orugas comen al nacer. Esta planta ofrece a las mariposas una eficaz defensa natural contra los depredadores, ya que hace a la mariposa monarca tóxica, o al menos de mal sabor. Sin embargo, hay aves que sí se las comen.

En el proceso de hibernación, las mariposas abandonan los racimos para buscar agua y alimento para tener fuerza para su viaje. Es así como al completar su ciclo de hibernación, emprenden la migración hacia el norte, iniciando de nuevo el ciclo anual.

Una especie que en México tiene varios santuarios para su cuidado y preservación.

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