•  Las obras con maquinaria pesada amenazan el estatus de la zona arqueológica.  

Por Angélica Rangel  

Lo que está ocurriendo en la Zona Arqueológica de Teotihuacán con la construcción de un parque recreativo que está dañando el patrimonio arqueológico en el área conocida como Oztoyahualco, es un asunto severo y requiere la atención inmediata del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).  

A través de una carta firmada por Saúl Alcántara Onofre, presidente del Consejo Internacional de Sitios y Monumentos, se expone a la secretaria de Cultura del gobierno federal, Alejandra Frausto; el gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo Maza; el director del INAH, Diego Prieto Hernández; y el presidente municipal de Teotihuacán de Arista, Jaime Heredia Ángeles, el Icomos alude a que la zona arqueológica está protegida por la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicas, Artísticas e Históricos, pero también está inscrita desde 1987 en la Lista del Patrimonio Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).  

Asimismo, recuerda que, a lo largo de su reciente historia “este sitio ha sufrido serias amenazas de destrucción por obras no autorizadas en su interior y en su entorno, las que han tenido que ser motivo de protestas sociales dada la lentitud con la que han actuado las autoridades para detenerlas”.  

La mítica “Ciudad de los Dioses” se encuentra amenazada porque se está excavando con maquinaria pesada una zona de siete hectáreas, con vestigios arqueológicos habitacionales y monumentales, “que además están siendo saqueados”.  

En dicho documento, el organismo internacional describe, incluyendo las coordenadas donde se ubica cada área de referencia, dos parcelas del Ejido de Purificación: La parcela 23, con al menos 25 sitios arqueológicos, según el registro técnico existente y el Plano Arqueológico y Topográfico de la Ciudad Prehispánica de Teotihuacán “y que corresponden a conjuntos habitacionales, plataformas de templos de varios niveles, plataformas de templos de un solo nivel y grutas-cueva”.  

Por otro lado, la Parcela 19 del mismo Ejido, “con alta presencia de vestigios arqueológicos visibles a simple vista en forma de montículos, probables basamentos piramidales en varios puntos de la propiedad”. Y enumera también al menos 25. Anexa un mapa donde se aprecia perfectamente la densidad de estructuras y monumentos.  

“El ICOMOS Mexicano manifiesta su enorme preocupación por que se actué en consecuencia, apelando a los diversos órdenes de gobierno, al fin de detener la destrucción, permitir la evaluación de las afectaciones por los organismos profesionales autorizados y, en su caso, perseguir a quienes resulten responsables de la destrucción y saqueo de vestigios del patrimonio nacional”, añadió.  

El pasado 21 de abril, el INAH interpuso una denuncia ante el Ministerio Público Federal ubicado en Texcoco, por daños al patrimonio del área de Oztoyahualco, que se encuentra en el perímetro B de la poligonal de protección de la zona de monumentos, declarada por Decreto Presidencial en agosto de 1988, un área en la cual “no están permitidas las construcciones debido a que los estudios especializados señalan que es un espacio de alto potencial arqueológico”.  

Es importante recordar que los vecinos atribuyeron las obras a Rene Monterrubio López, presidente municipal por el Partido de la Revolución Democrática de Teotihuacán entre 2013 y 2015.  

El arqueólogo Gustavo A. Ramírez indicó que se hizo el trámite de interponer denuncias, pero lo que no ha hecho el INAH es detener la obra.  

Las obras se están llevando a cabo en el perímetro B, donde está prohibida cualquier tipo de construcción, es decir, literalmente no pueden hacerse obras, remarcó para la revista Proceso:  

“la Coordinación de Asuntos Jurídicos del INAH no ha procedido a la suspensión de las obras con maquinaria pesada, que está removiendo el suelo y entonces se están destruyendo importantes contextos históricos, incluso posibles estructuras que se encuentren ahí”.  

“Eso es gravísimo porque es un daño al patrimonio de la nación y la acción más importante que debe de realizar el INAH es la protección. No nos explicamos por qué la lentitud, pero es muy notorio que eso sucede frecuentemente cuando quienes realizan las obras están ligados a la política o al medio empresarial y tienen cierto poder político, en este caso es un expresidente municipal el que está llevando a cabo la obra. Entonces es inaceptable lo que está haciendo la Coordinación al retrasar estos trámites y no dar el acompañamiento suficiente, inclusive con el uso de la fuerza pública, al director de la Zona Arqueológica de Teotihuacán, para que proceda a la cancelación de la obra”.  

“Son temas muy delicados, que suceden frecuentemente y nos llevan a cuestionar la responsabilidad del INAH en estos hechos”, agregó  

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