Edoméx.- La ocupación y apogeo de Huamango ocurrió entre 900 y mil 300 d.C., y actualmente es uno de los patrimonios culturales más preservados por los mexiquenses. Aquí te contamos los inicios de esta zona arqueológica.

Huamango, que en náhuatl se traduce “el lugar donde tallan madera”, estuvo habitado por individuos de raigambre otomiana durante el horizonte Posclásico temprano (900-1200 d.C.). En ese momento existía gran inestabilidad social en el Altiplano Central, ya que diversos centros políticos se disputaban el control de los territorios y pueblos de la comarca.

El sitio arqueológico de Huamango se localiza 5 km al norte de la cabecera municipal de Acambay, por la carretera panamericana. Este antiguo asentamiento se erige de manera majestuosa en una formación geológica conocida como la Mesa de San Miguel del Huamango Camaye, compuesta por rocas ígneas andesíticas.

Huamango, por su parte, dominaba el valle de Acambay así como la región periférica. Su ubicación responde no sólo a necesidades defensivas sino al control del sistema de intercambio de productos procedentes del norte (actual territorio de los estados de Hidalgo, Michoacán y Querétaro) y del sur (valle de Ixtlahuaca-Atlacomulco y valle de Toluca). Durante esa época, Tula, ejercía una influencia enorme en el Altiplano Central en aspectos determinantes como la religión, la política y la economía.

Entre 1976 y 1977 se realizó una exploración del sitio arqueológico a cargo de los doctores Román Piña Chan, William Folan y la doctora Linda F. Floran y su equipo de colaboradores. El proyecto nació de la idea de conocer aspectos significativos de los habitantes de la región norte del Estado de México, fue así como se elaboró un proyecto que contemplaba la realización de reconocimientos superficiales que permitieron la localización y registro de sitios arqueológicos en la región.

Asimismo, se planeó la excavación de pozos estratigráficos en sitios considerados clave para esclarecer la dinámica histórica regional, y conservar las evidencias materiales que fueran encontradas. Los resultados de los trabajos arqueológicos permitieron ubicar diversos asentamientos prehispánicos de distinta jerarquía, de los cuales se eligió Huamango debido a que representa el mejor ejemplo de arquitectura monumental de la región otomí.

Con base en el estudio de los materiales arqueológicos y de la arquitectura, se sabe que la ocupación y apogeo de Huamango ocurrió entre 900 y 1300 d.C. La información generada por la investigación permitió determinar que los ocupantes del lugar conformaban un grupo hegemónico de la región. Sin embargo, resulta difícil precisar la filiación cultural de los constructores de Huamango, aunque la información de fuentes etnohistóricas permite suponer que se trata de gente de raigambre otomiana, emparentada con los actuales otomíes que viven en el lugar.

Para la construcción del asentamiento fue necesario realizar importantes obras en un terreno irregular. La solución consistió en la nivelación mediante amplias terrazas sobre las que se erigieron diversos edificios destinados a actividades de tipo ceremonial. Su emplazamiento requirió de numerosos muros de retranque que por sus dimensiones funcionaron como murallas defensivas. En algunas partes llegaron a tener hasta 2 m de altura.

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