• Los de Red Bull no reaccionaron correctamente a la lluvia que se presentó.

Por Angélica Rangel

Checo Pérez tuvo un inicio de carrera reservado, pues prefirió no entrar en el grupo de pilotos que buscaban escalar posiciones y significar un riesgo en caso de contacto, una estrategia que fue igual usada por Lewis Hamilton, quien perdió tres posiciones.

Con el compuesto duro el mexicano comenzó a ver cómo sus rivales (Daniel Ricciardo, Carlos Sainz y George Russell) se iban directamente a los pits, algunos no volvieron a ser competencia pese a la buena posición que lograron en clasificación.

El mexicano tomó la segunda posición por detrás de Lando Norris y posteriormente el liderato de la carrera en la vuelta 29, cuando el inglés entró a pits y regresó a pista en la quinta posición.

Su ingreso a pits se dio hasta la vuelta 35 y con ventaja sobre el segundo lugar de casi nueve segundos. Sin embargo, los mecánicos del equipo austriaco tuvieron una muy mala detención con Pérez al tardar 8.4 segundos, tiempo para quitarle las posibilidades del triunfo y de un segundo lugar en podio.

El tapatío regresó a la pista por detrás de Daniel Ricciardo, quien se convirtió en un dolor de cabeza, pues no logró superarlo a pesar de tener mejores llantas. Tuvieron que pasar 9 vueltas para que Pérez lograra vencer al australiano y con ocho vueltas por delante y casi tres segundos de desventaja buscó ir por Carlos Sainz.

Las últimas ocho vueltas fueron de dramatismo total para Checo, quien tuvo una lucha directa por el tercer lugar con Fernando Alonso, pero a solo cuatro vueltas lo que parecía una simple llovizna se convirtió en una lluvia intensa.

El mexicano no pudo aguantar el ritmo, por lo que empezó a perder lugares con los rivales que ingresaron una vuelta antes a pits para colocar las vueltas intermedias de lluvia. Checo entró a pits y con esto desapareció la buena estrategia realizada para terminar la carrera con solo dos puntos a su favor.

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