Por Angélica Rangel
México se presentó en la Copa Oro y logró un triunfo contundente sobre Cuba, incluso podría decirse que al conjunto tricolor le faltó un toque de contundencia, tenía demasiadas ocasiones en las que no estuvo fino en la última zona. A pesar de todo, se ganó y la presentación del Tata en un torneo oficial quedó saldada de forma magistral.
México fue amo y señor del partido, era lo que se esperaba ante un equipo cubano con una voluntad arraigada, pero con limitados recursos. Cuba es un equipo de buen corazón, pero con una calidad muy pobre, tanto que en muchas fases del partido se limitó a defender su arco y cerrar lo más que pudiera los espacios.
Apenas arrancaba e partido cuando Uriel Antuna puso en ventaja al equipo mexicano. El tricolor gobernó el partido, apenas le concedió alguna posibilidad a los cubanos de rondar el área custodiada por Guillermo Ochoa, lo más que ganaron fue un tiro de esquina. De ahí en fuera todo era correr detrás de la pelota y sacrificarse para evitar el daño en su portería.
El cuadro cubano estaba roto, antes del descanso lo había puesto al borde del colapso y Antuna lo desmoralizó aún más cuando logró el 4-0 al 44’.
México cumplió, no se podía esperar menos, el arranque de la era Martino en una competencia oficial se dio de buena manera, pero siempre con el matiz de que esta competencia es una disparidad, porque las distancias entre algunas selecciones son muy, muy grandes.
De lo más destacado para México es que sigue mostrando una identidad, sí el rival de enfrente fue muy pobre, pero al menos el Tricolor muestra una idea claro de lo que pretende. También, la irrupción de un jugador como Uriel Antuna que se coló de último momento en la lista y anoche fue el más determinante.
La selección mexicana de Gerardo Martino luce bien, queda mucho torneo por delante, pero va ganando confianza y seguridad para cumplir con la obligación de ganar este torneo.
Con información de milenio.com
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