Después de mil batallas, dos finales de Champions en la última década y tres enfrentamientos solo en esta temporada, un derbi madrileño siempre es una caja de sorpresas. Y más si el escenario es Europa. Con el 2-1 de la ida aún fresco, el Metropolitano se preparaba para un nuevo capítulo de esta intensa rivalidad.
Los de Ancelotti llegaban con ventaja, respaldados por su pegada en momentos clave. Mientras tanto, el Atleti de Simeone contaba con el empuje de su afición y un equipo dispuesto a dejarlo todo para superar a un viejo enemigo. Con todos los ingredientes para un partido épico, el duelo comenzó de manera inesperada.
Y es que el fútbol es impredecible, y antes de que el reloj marcara el primer minuto, el Atlético ya estaba arriba en el marcador. Un despeje defectuoso, una presión intensa y un centro preciso de Giuliano Simeone terminaron con un taconazo de Julián Álvarez que Courtois detuvo, pero el rechace quedó servido para Conor Gallagher. Gol y explosión en el estadio.
El gol noqueó al Madrid, que tomó la pelota pero sin profundidad. Luka Modric intentaba dirigir el juego, pero la delantera blanca apenas inquietaba. Vinícius lo intentaba sin éxito y Mbappé estaba desaparecido.
El Atleti, por su parte, alternaba entre replegarse y buscar el segundo. Courtois salvó en un par de ocasiones, pero los colchoneros no lograban convertir su superioridad en más goles.
En la segunda mitad, los errores del Madrid daban vida al Atleti. Giuliano Simeone y Julián Álvarez generaban peligro, mientras los blancos buscaban respuestas en los cambios. Camavinga y Lucas Vázquez ingresaban por Tchouaméni y Modric, pero la historia la escribiría otro protagonista.
Cerca del minuto 69′, se dio la única contra clara, Mbappé rompió líneas y Lenglet cometió penal sobre él. Era la gran oportunidad del Madrid para cambiar el rumbo. Pero Vinícius, en lugar de anotar, envió el balón a las nubes.
El Metropolitano estalló de júbilo. El partido quedaba en el filo, con ambos equipos más preocupados por no perder que por arriesgar. La prórroga era inevitable.
El tiempo extra trajo más drama. Ángel Correa estuvo cerca del gol, pero Rüdiger lo evitó. Valverde respondió con un disparo cruzado, pero el empate persistió.
Con el cansancio pesando, el partido se encaminó a los penales.Los mejores arqueros del mundo se preparaban para definir la eliminatoria. Mbappé, Sörloth, Bellingham y Valverde marcaron.
Julián Álvarez también, pero su disparo fue anulado por un doble toque. Oblak se lució al atajar los tiros de Lucas Vázquez y Marcos Llorente. Todo quedaba en los pies de Rüdiger, quien no falló y selló el pase del Real Madrid a cuartos en un final agónico.