Una gran noche fue la que tuvo el delantero francés Kylian Mbappé. Y no es que alguien dude de la capacidad del campeón de un Mundial; subcampeón en otra. Estrella de Mónaco, del PSG. Fichaje histórico merengue. Pero sí necesitaba tener su primera graduación a nivel Champions League con el Real Madrid.

Y lo ha logrado, con su primer hat-trick y dejando afuera a un Manchester City que se vio “chico” ante la monstruosidad futbolística de Kylian.

Real Madrid confirmó en su competición que ha alcanzado el punto de excelencia que se intuía por la calidad de sus futbolistas. Han tardado meses en entender que desde el trabajo y el sacrificio podían construir un equipo temible, pero a mediados de enero, ante el penúltimo campeón de Europa, sometió a su rival a un castigo durísimo.

Por efectividad, derroche, colocación, precisión, instinto, por actitud y por fútbol, no se recuerda una sensación de superioridad semejante ante un equipo de Guardiola.

Esa autoridad blanca Si hace menos de un año todos los pronósticos saltaban por los aires con una genialidad de Bernardo Silva, esta vez fue Raúl Asencio quien destrozó los planes con un golpeo exquisito, tocado, desde su cobertura, en largo al hueco entre los centrales citizen, Dias y Stones, para la carrera de Mbappé. Dudó Rúben Dias, Kylian olió sangre y colocó el globito sobre la media salida de Ederson. Minuto 4 y el Madrid doblaba la ventaja adquirida en Manchester.

Fiel a su costumbre, Guardiola sorprendió con su plan de partido. Si en la ida no colocó a ninguno de sus fichajes, en la vuelta puso a los tres más costosos, uno por línea: Khusanov en el lateral diestro, Nico en el eje y Marmoush en punta.

Lo del egipcio, por los problemas de Erling Haaland desde el sábado. Buscó tener más balón y correr más en la presión, pero se encontró al Madrid que anunció Ancelotti. Vertiginoso con el balón, solidario sin él. Brilló Ceballos, como es ya costumbre, en la gestión de la pelota.

La sentencia estaba al caer porque el Madrid movía la pelota con una seguridad insultante. Bastó una circulación normal que aceleró Valverde con un primer toque para que Mbappé recibiera en el pico derecho del área, tirase la bicicleta y colocase raso al palo lejano. Un 3-0 incontestable. Tanto que pudo ampliarlo en la media hora restante, pero bajaron todos las revoluciones. Buscó su golito Vinicius en un par de acciones bien contestadas por Ederson.

El personal rescató un cántico horrible, el que cuestiona la delgadez de Guardiola, durante unos segundos. Mal. Después tiró de ironía con el ‘Guardiola, quédate’, mucho más tolerable. Hizo cambios Pep para ahorrar algún esfuerzo, aunque no lo entendió muy bien Phil Foden, autor del mejor remate citizen en el minuto 76.

Ancelotti también empleó las sustituciones para arrancar el reconocimiento del Bernabéu a sus volantes, Ceballos y Tchouaméni, y la rendición incondicional hacia Kylian Mbappé. Un futbolista extraordinario para un Madrid monumental, pese al borrón de los últimos minutos. El Rey de Europa no tiene ninguna intención de ceder su corona.

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