Por Rosa Lealde 

Quizá no lo creas, o no lo parezca, pero en definitiva la apariencia de tu lugar de trabajo influye en el rendimiento que tienes, por ejemplo, tener ventanas cerca mejora entre 10% y 25% la función mental y memoria, según comparte Luis Alberto Vega, de Saint-Gobain en México y Colombia, una empresa dedicada al diseño y producción de soluciones para un hábitat sustentable.

Tener una buena entrada de luz te hará sentir más activo y además el mirar el paisaje podría aminorar la sensación de estar dentro de un lugar cerrado. 

Añade muebles cómodos, pues lo parezca o no la mente trabaja mejor cuando uno está cómodo, por ello, añadir una silla con respaldo para la espalda alta y el cuello es una excelente idea, mejor aún si pasas mucho tiempo sentado, además un escritorio alto y amplio donde se puedan extender los documentos y escribir sobre ellos sin ningún problema tampoco sería mala idea, aunque si no cuentas con la posibilidad de conseguir uno es recomendable no poner tantas cosas encima de este, con el fin de ampliar la sensación de espacio del mismo. 

 

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Lo más importante es que te sientas como en casa, pues ahí pasas la mayor parte del día, por ello y si lo deseas, puedes añadir fotografías, colocar un par de plantas, cambiar las cortinas, la pintura o incluso poner música a un volumen considerable. 

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