Por Angélica Rangel

Luego del temblor y la ansiedad disparada por el mismo, es una muy buena idea reflexionar sobre las características del miedo que constantemente acosa nuestras vidas y la relación con este en el cine.

Sabemos que el sismo llegó para ser la cereza en este pastel llamado 2020, aquí te contaremos por qué deberías ver películas de terror para poder relajarte y terminar el día como todo un valiente.

Existen diversos estudios psicológicos que demuestran que existe una lógica entre sustituir un miedo de la vida real por uno ficticios y cómo esto puede ayudarnos a afrontar las dificultades día con día.

Por extraño que parezca muchas personas buscan ver una película de terror cuando sufren momentos de ansiedad o estrés. Para ejemplo las películas Drácula y Frankenstein, ambas de 1934, que fueron grandes éxitos de taquilla durante los años treinta en coincidencia con la Gran Depresión que azotó a Estados Unidos. También en 2001 tras los atentados a las Torres Gemelas en Nueva York, se registró un aumento en el consumo de cine de terror y su producción. 

De acuerdo a un estudio realizado por la Universidad de California, esto funciona porque físicamente el miedo se manifiesta en el hipocampo cerebral, en donde se controlan las emociones y la memoria. Cuando vemos películas de terror dicha zona se activa y sustituye nuestros miedos y preocupaciones con imágenes y situaciones que hacen parecer las nuestras menores en comparación. 

Otra cuestión a considerar es que las emociones fuertes que nos causa una cinta de terror o suspenso, provocan que de manera inconsciente el ser humano libere el estrés causado por otras cuestiones en un ambiente controlado.

El investigador llamado Mathias Clasen, que estudia los efectos biológicos provocados por el cine de horror, mencionó que ver una película de miedo puede ser gratificante cuando las emociones negativas causadas por la película son manejables.

“Hay una distancia psicológica cuando vemos una película de terror”, explicó. “Sabemos que no es real, o al menos, algunas partes de nuestro cerebro saben que no es real”.

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