Por Cristina Colmenares

Un corto de la Tokyo University of Art ha vuelto a compartirse en redes a pesar de haber visto la luz hace dos años.

La producción se titula “Mi pequeña cabrita”, tiene una duración de menos de diez minutos, pero en todo el tiempo que estás viendo el video, no puedes dejar de reflexionar, pensar y sentir.

A modo de “cuento”, este corto hace alegoría del abuso sexual infantil, el daño que causa en los niños y las secuelas que deja por siempre.

El video inicia por el final, con la muerte del lobo y el rescate de las cabritas. Pasa el tiempo y el supuesto hermano perdido regresa. La mamá tiene que salir por comida y advierte a sus hijos cuidarse del lobo.

Mientras están en la casa, una de las cabritas se mira en el espejo por primera vez en mucho tiempo, al verse herida, lastimada y diferente comienza a llorar, y el resto de sus hermanos, también heridos, la consuelan. Un hecho muy estremecedor, ya que, la pequeña se da cuenta del daño que tiene su cuerpo a consecuencia de los ataques del lobo.

Pasa un rato y el depredador llega, entra y ataca al supuesto hermano mayor de las cabritas, que al desprenderse de su capa nos enteramos de que es un niño humano, cuyo cuerpo está lleno de cicatrices al igual que el de las cabritas. El agresor resulta ser su padre y termina siendo asesinado por la madre.

El lobo murió y con el tiempo, las cabritas recuperaron su bella y suave lana, pero a pesar de eso, las cabritas no son libres, continúan encerrándose para protegerse.

En la vida real, la mayoría de los casos de abuso sexual infantil son perpetrados por algún miembro de la familia. Desafortunadamente, muchos de estos delitos quedan impunes.

Los niños y niñas tienen el derecho de crecen en un ambiente libre de violencia, libre de cualquier tipo de atentado contra su integridad. Los niños y las niñas NO SE TOCAN.

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