Latitud Megalópolis | Mary Tere Soto Schepers

Casi culmina este convulso año, por eso y para terminar, seguimos con temas agradables esperando que con toda la esperanza de que el 2021 sea mejor.

Este día les platicare de otros juguetes típicos que más de uno de nosotros hemos disfrutado y pasado horas y horas de diversión.

En días pasados les platiqué de cómo surgió el famoso osito Teddy, hoy les hablaré de otro de los juguetes que conocemos: el Yo-Yo, palabra del tagalo, lengua nativa de Filipinas y significa “regresa”.

Allá fue utilizado cerca de 400 años como arma. Tenía bordes afilados, clavos y una cuerda de más de 9 metros, se arrojaba a los enemigos y presas de caza.

En la antigua Grecia, el yo-yo era fabricado con madera, metal y terracota, decorado con figuras de sus dioses.

Y fue durante la década de los 20s, que Pedro Flores, inmigrante filipino, fuera el primero en fabricarlo con más forma de juguete y con el nombre de Yo-Yo en los Estados Unidos a donde llegó primero, se practicaban todo tipo de suertes con el juguete de moda, hablo del yo-yo, objeto que ha existido desde hace aproximadamente 2,600 años y que del siglo XX para acá, está considerado el segundo juguete más antiguo, después de la muñeca.

Poco tiempo después le vendió los derechos al empresario Donald Duncan quien registró la marca.

La contribución del yo-yo a la tecnología fue la cuerda con un nudo corredizo en vez de fijo. Con esta revolucionaria mejora, el yo-yo pudo “dormirse” “pasear al perro” “dar la media vuelta” y hasta “hacer un carrito” entre otros trucos.

Duncan también inventó las paletas heladas en un palito y el camión musical de helados; y el primero en lanzar una promoción para cambiar tapas de cereal por un juguete, ¡ah que tiempos!

¡Buena tarde!

El artículo es cortesía de Latitud MEGALÓPOLIS. Consulte su página web para mayor información:
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