Redacción
Una mujer de apariencia tierna, profunda y sincera que ama la música, en especial la mexicana, es Celia Nava, quien interpreta de corazón las canciones de grandes compositores.
Sin saber con exactitud en qué momento de su vida empezó a cantar, recuerda que a lo largo de su niñez escuchaba música mexicana. “Mi mamá canta muy bonito, mis tías igual, no sé ni cómo aprendí, siempre me decían que era muy entonada, que cantaba bonito, te la vas creyendo y empiezas a cantar”.
Para Celia cantar es una expresión maravillosa, es lo que se trae en el corazón, alegría, tristeza o simplemente el gusto por cantar, “para mí siempre cantar ha sido como rezar, una forma de orar, de estar bien, de sacar lo que tienes adentro”.
De esa forma se fue involucrando con los bohemios y compositores como Martín Urrieta, cantantes y gente del medio artístico que la invitaron a cantar en sus shows.
El primer disco que grabó, al que llama Azul, lleva por título “Mil Antojos”, fue lanzando en 1998. Celia comenta que no tiene un tiempo determinado para grabar. “Estos son hechos por el gusto de hacerlos, por dejar un legado, una historia para mis hijos, nietos y familia, de alguna manera es una aportación al arte a lo que te gusta hacer”, afirma.
Esa pasión por la música la heredó a sus hijos Mariana y Fran, quienes comparten con Celia el gusto por cantar y la música, para ellos es una forma de vida porque lo hacen de manera natural, así que nunca es tarde para cumplir los sueños trazados en la vida.