Primero Editores / Ingrid Ahumada M.

Toluca, México.- Olores que se impregnan en la ropa, la comida y la piel, enfermedades, aguas negras y miedo a inundarse y perder el poco o mucho patrimonio que han adquirido durante años y con esfuerzo, es como viven más de tres millones de personas cercanas al Río Lerma.

Aleida Yadira Vilchis Francés, doctora en Ciencias del Agua y colaboradora de la Red Lerma, un proyecto de investigación del Instituto Interamericano de Tecnología y Recursos del Agua de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx), explicó en entrevista para Primero Editores que, desafortunadamente la sociedad y el gobierno están fragmentados y al momento las acciones que se han realizado resultan mínimas y quienes son mayormente afectados son quienes viven a lado del río, sufriendo consecuencias a la salud y en la calidad de vida.

Explicó que las afectaciones a la salud son en su mayoría problemas respiratorios, de la piel y gastrointestinales, debido a que incluso el agua que utilizan en algunos casos para beber, bañarse, lavar y más actividades, están cerca de los contaminantes e incluso ya es considerada como de mala calidad, por ello, las enfermedades -dijo- se están agravando, aunque no abundó si la situación y el uso de esta agua o la exposición cercana a los olores que emana el río sean causantes de enfermedades como el cáncer.

“Hay muchos metales pesados en el Río Lerma y eso se ha encontrado incluso en la vegetación que está a un lado de los cuerpos contaminados, llegan los animales, también los consumen y de pronto esa carne también es consumida por el ser humano, entonces, probablemente ahí si hay una cadena o vinculación (con las enfermedades como el cáncer)”, explicó.

Precisó que la extensión del río la comparten 33 municipios del Estado de México, en ellos hay alrededor de tres millones de habitantes, además de más de 2 mil 500 industrias que van desde farmacéuticas, de alimentación, hasta químicos lo que “es una contaminación tremenda de contaminantes”.

Ante lo anterior, comentó que, lamentablemente, el tratamiento de las aguas no es suficiente para este tipo de contaminación tanto urbana como Industrial, además -dijo- solo se cuenta con el 30 por ciento de la infraestructura para que el río tenga una calidad adecuada.

En este sentido, dijo que aún es posible recuperar el Río Lerma, pero aseguró que esto solo será con la “voluntad y el trabajo de todos, pero estamos fracturados todos estamos trabajando de manera descoordinada y las acciones que se llegan hacer no resultan efectivas porque los demás no están trabajando en lo mismo”.

Subrayó que “entre más nos tardemos más caro va a ser recuperar el río”, pero dijo que se está a tiempo de hacerlo pues, después de la conocida Presa Arzate, existen tramos en donde el olor y la coloración del agua son diferentes y no lucen contaminados, esto debido a que el río se recupera solo, pero no se le da el tiempo suficiente al ambiente para que lo haga, pues se siguen tirando contaminantes en él.

“Estamos trabajando en esto desde hace más de 10 años y es lamentable lo que hemos visto por parte de la sociedad y parte del gobierno es que estamos fragmentados, como sociedad queremos que el gobierno lo resuelva siempre y como gobierno o academia queremos que los demás participen y no hay esa vinculación entre los sectores“, comentó.

Cómo sociedad -dijo- se requieren esfuerzos relativamente pequeños pero de gran impacto, pues desde la separación de basura, no tirar basura en la calle, hasta hacer uso eficiente de los recursos generarían un gran impacto ambiental cuando se realizan en masa.

Recordó que el problema se agravó en en los años sesentas, cuando iniciaron los trabajos para llevar agua a la Ciudad de México, es decir, más de 50 años, pues poco antes empezaron a establecerse industrias en la zona y al no existir una coordinación con las autoridades sobre la calidad de agua que regresaban al río la contaminación empeoró.

Precisó que actualmente los contaminantes que corren con el Río Lerma están llegando a los mantos acuíferos que satisfacen otros municipios como Toluca, por ello, lamentablemente ya se encuentran metales pesados en dichos acuíferos aunque en cantidades mínimas.

“Si no tomamos medidas ahora entraremos en un periodo de no retorno, donde los contaminantes pasarán en cantidades mayores que puedan afectar a la población”, argumentó.

Proyecto para su recuperación

Es así que, debido a los contaminantes que ya se hacen presentes en el agua del Valle de Toluca y que aún se está a tiempo de salvar el río y detener peores consecuencias, ciudadanos y maestros investigadores de la UAEMéx decidieron emprender una campaña basada en cascarones de huevo para detener la filtración de materia orgánica dañina.

En entrevista, Verónica Martínez Miranda, profesora investigador también del Instituto Interamericano de Tecnología y Ciencias del Agua de la UAEMéx, explicó que el proyecto nació como una iniciativa para mejor la calidad físico química del agua, pues notaron la degradación del líquido como consecuencia de la descomposición del agua residual que se ha descargado en los cuerpos de agua del río.

“Lo que hacemos es que la materia orgánica se retenga en parte de la superficie, se fertilice el suelo. (…) Ponemos calcio en forma de biocalcio que tiene el cascarón del huevo o cal, que en este caso fue calidra que son productos químicos a los que tiene acceso la comunidad”, indicó.

“Si no lo detenemos el alto contenido de materia orgánica, van pasando a los diferentes extractos del suelo e incorporando arsénico y metales pesados que se encuentran en la parte del subsuelo al agua”, explicó al tiempo que precisó que lo anterior conlleva problemas a la salud de las personas que viven cerca del río, en su mayoría -dijo- son renales, cáncer, dermatitis, entre otras.

Recordó el caso del refresco Peñafiel, el cual contenía una fuerte cantidad de arsénico, sin embargo, polemizo que aún es más preocupante la cantidad de arsénico que tiene el agua que las personas usan de manera cotidiana.

Problema principal

Pedro Ávila Pérez, profesor investigador del Instituto Tecnológico de Toluca (ITTol), comentó que el principal problema del Río Lerma es la contaminación del tipo orgánica, aguas residuales sin tratar de las ciudades urbanas y las que se producen en casa.

Aseguró que la solución a todo lo que conlleva el Río Lerma es sencilla y radica en que todas las descargas que provienen de las ciudades y que se dirigen al Río Lerma, se traten por completo.

Dijo que aproximadamente, solo el 40 por ciento de las aguas residuales que se descargan a este espacio hídrico se tratan y que el 60 por ciento de las industrias también descargan sus aguas residuales sin tratamiento alguno, sobre todo las micro y pequeñas empresas, ya que las grandes -dijo- tienen sus propios sistemas de tratamiento.

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