Por Latitud Megalópolis/Ricardo Aguirre Cuellar

Estimado amigo; lo peor que nos puede pasar como sociedad, es dar por natural lo anti natural y eso es justamente lo que está sucediendo.

Miles de muertos y desaparecidos por el crimen organizado y desorganizado y como si nada, miles de muertos por la pandemia y por la falta de un adecuado sistema de salud o miles de empleos mal pagados o sub empleados y miles de fuentes de trabajo clausurados por falta de apoyos o miles de pequeños y micro negocios sujetos a la extorsión y con ello miles o millones de ciudadanos expuestos a la inseguridad, el miedo y el terror y miles de mujeres víctimas de la violencia y como si nada pasará, absolutamente nada.

Es más, los desmembramientos y el reguero de cadáveres a lo largo y ancho del país forma parte de la imagen urbana.

Como forma parte de esa imagen las cotidianas reseñas de asaltos, secuestros y sobre todo la galopante e impune corrupción que carcome toda la sociedad y que engulle la riqueza nacional, aprovechándose de las obras faraónicas que sin ningún control se construyen.

Convirtiendo tal escenario como natural.

Este panorama describe una sociedad carente de sentido de asombro y conmiseración cuyos valores han sido trastocados, para en todo caso justificar el estado de cosas como consecuencia del desastre pasado y no producto del presente.

La retórica palaciega de que todo lo que está mal es culpa de los neoliberales y conservadores, pudrió los reclamos para corregir y enmendar el desorden y destrucción haciendo cualquier esfuerzo en ese sentido, un acto fallido.

Hoy el país vive una crisis de valores escalofriante, donde lo superfluo y frívolo es lo que cuenta.

Donde el estás conmigo o estás contra mi es parte del eje discursivo y por supuesto de la convivencia social.

Donde lo bueno es sinónimo de perjuicio.

Donde aprender, educarse y superarse es condenable.

Donde el ganar más es casi un delito.

Donde tener casa y satisfactores es un privilegio mal sano.

Donde discrepar y criticar es castigado.

Donde las instituciones que dan certeza jurídica, deben desaparecer.

Donde los buenos son los malos y los malos son los buenos.

Donde las víctimas son los victimarios.

Donde la corrupción se premia.

Donde los ganadores lo quieren todo. Hasta lo obsceno.

En una palabra, donde la sociedad vive en confusión total.

México vive momentos aciagos, pero feliz y sonriente.

El destino y futuro se presentan nebulosas, por más que se diga lo contrario.

Y no puede ser de otra manera cuando hay una sociedad ajena al deterioro que se está viviendo y más si lo justifica.

Por ello no es sorpresa que un sociopata asesino encuentra en el “candor” de una “activista” el vehículo para hacerse famoso y frivolizar un fallido intento de asesinato, convirtiéndose de victimario en víctima. Y donde la auténtica víctima sufre el síndrome de Estocolmo y el desconcierto. Y le da difusión a la infame entrevista. En una auténtica re victimización.

Situación que el discurso palaciego ha normalizado mediante el recurso tramposo de los abrazos a los delincuentes.

La retórica bondadosa distorsiona la realidad, como en este caso, – que me niego a ponerle nombre y apellido a un asesino al que la prensa y la comentocracia ya le dio espacio y por ende fama, que era lo que quería- que bajo mitos y dogmas la delincuencia es producto de la desigualdad y la pobreza reduciendo a todos los pobres a ser miserables delincuente y que paradójicamente, esa retórica dice defender. Pero al mismo tiempo disculpa.

Esta es la herencia de un farsante que pontifica desde un palacio y descalifica con índice de fuego a sus opositores, pero justifica a los criminales y corruptos a los que evita señalar para no ofenderlos.

La maraña de “ideas progresistas” sólo son patrañas marrulleras de un déspota manipulador doble cara que con su palabra decide quien es honesto y quien es corrupto. Quien es bueno y quien es malo. Quien es traidor y quien no lo es.

Es en síntesis el epítome de un tirano, con apoyo popular y patente destructiva.

De ese tamaño la confusión ética, moral, cívica y política y de valores y principios que vive nuestra sociedad y que demostró este 2 de junio.

Ni hablar.

Entre paréntesis; siguiendo con la retorcida idea de despreciar al Poder Judicial y su desmantelamiento a efecto de centralizar el poder. Para construir el paraíso despótico tirano.

Del creador de que cualquiera puede sacar petróleo pues hacer un pozo petrolero es como hacer una noria. Ahora nos llega la fabulosa idea que para ser juez cualquiera recién egresado de abogado puede serlo.

Porque según el déspota López, cuando salen de la escuela tienen mucho entusiasmo de hacer valer la ley. Están llenos de frescura e ideales.

De risa loca.

Ya me imagino que alguien estaría muy cómodo si el juez que viera algún asunto relacionado con su libertad, patrimonio o familia fuera un “entusiasta” de la ley, aunque no conociera nada de procedimientos jurisdiccionales y sin ninguna experiencia o conocimiento.

Todos estos sofismas y mitos son propios de los dogmas de la pútrida izquierda, que con esa estúpida idea de que tienen superioridad intelectual y moral, desprecian a la ciencia y a la sapiencia en auténtica discriminación.

Por eso subestiman a los capacitados y preparados.

Por eso recurren a las descalificaciones y no a los argumentos.

Así que, para el nuevo poder judicial a modo, jueces ignorantes, inexpertos y profundamente de consigna y corruptos.

Y todavía hay ingenuos que esperan algo mejor con la sobada reforma judicial. Si claro. Justicia a destajo. Y por supuesto. Ahora si. Al mejor postor.

Pero viva el odio, la envidia y el resentimiento.

No lo crees así mi estimado amigo.

PD. Los sicarios del periodismo al unísono acusan a la Ministra Piña como la culpable de la venganza lopista, por no arrodillarse ante el sol radiante que es el déspota y tirano presidente.

No cabe duda la prensa mexicana, no toda por fortuna, pero buena parte sella se esmera en ser servil y cuenta con gatilleros a su servicio que se encargan del trabajo sucio.

PD2 la reforma judicial o lo que es lo mismo, cómo destruir la división de poderes e instaurar una autocracia despótica centralista, depende de dos supuestos.

El primero que el Trife convalide la sobre representación de esa cosa llamada morena y sus compinches, quienes de haber obtenido el 54% de los votos ahora pretenden quedarse mediante un fraude a la Constitución con el 75 % de los escaños. Con lo cual obtendrían las mayorías calificadas para destazar a nuestra Carta Magna y así y per se quedarse con el poder y con México, hasta que hubiera una revolución.

Y segundo que corrompan a tres o cuatro senadores de oposición para que con sus votos les den las mayorías calificadas en el Senado, que no tienen y así cumplir el golpe de estado que busca López y su corcholata.

Si no se dan esos supuestos no habrá deforma judicial y la República estará salvada.

Ojo dependemos de tres o cuatro traidores. Además de la sobre representación.

Por cierto, mienten descaradamente, cuando dicen que fue el mandato popular el que los autorizó para atacar la Constitución y hacerla trizas. Si así hubiera sido habrían obtenido las mayorías en las mesas de votación y no en los alegatos, chantajes y extorsiones tramposos en el tribunal, como ahora lo buscan.

La República en un hilo.

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